viernes, marzo 18, 2011

Un año más, y los diez anteriores...

Pensé que no iba a suceder, pero sí. La nostalgia, la añoranza por un año más de vida volvió a colarse entre mis pensamientos...

Ayer recordé mucho los años vividos... cuántas cosas ocurrieron en estos últimos 10 años de vida. Recorde las tristezas, los amores, los que ya no están, los que llegaron, los que simplemente desaparecieron. Los últimos meses han sido una antología de recuerdos, de lugares, de gente. Recien me estoy dando cuenta que tengo diez años en el mismo sitio, moviéndome con más o menos intensidad a varios sitios, pero volviendo al punto de origen, al mismo.

Hoy son 26 años. Hace 10 años eran 16. Mis sueños me auguraban un futuro prometedor, una carrera asegurada en la mejor universidad de este país, el inicio de mi carrera laboral en una importante institución, amigos por doquier (eso creí, quise creer), la certeza de un amor que nunca fue (mejor, Dios tiene sus tramas), y la posibilidad de una casa estable. No puedo decir que los sueños se cumplieron casi todos, pero hoy siento que no, en estos momentos siento que el tiempo se escurrió y que no logré todo lo propuesto. Hubo un momento puntual en esos 16 ya 17 años que mis sueños se cumplieron y decía " ¿qué haces cuando tus sueños se cumplen? ". ¡Bueno!, luego de cumplidos ahora toca vivirlos, ¿no?

Comienzo a hacerlo pues, y de pronto, la amenaza de aquello que nos ciega la existencia se cierne sobre mis hombros. De golpe comprendí la esencia de lo urgente, lo desesperante, lo definitivo. Tuve que crecer unos centímetros, no en estatura, en compromisos, madurez... Mi carga comienza a hacerse pesada, pero aún podía. Aún mi corazón albergaba los ánimos necesarios para seguir adelante. A la par me inserté en un mundo donde ya no podía ser adolescente, mucho menos niño, y donde conocí en verdad el nefasto "don de gente" de las personas, y tuve que ponerme a la altura. Reconozco con un poco de orgullo malsano que me sentía por encima de muchas de esas personas, y era así, y eso no gustaba. Ahí comencé a reflexionar sobre una frase que yo mencionaba mucho "lamerse las heridas". La gente confunde o quiere confundir la dignidad con la incapacidad, de modo que si ofendes el trabajo de otros se sienten mal y aducen que no te puedes meter con su dignidad de personas... Nunca me pareció correcto, hoy tampoco, siempre he apuntado a lo alto cuando hago las cosas... Finalmente comprendo algo que me dicen, y es que no todos tenemos las mismas capacidades. Yo me resistía a creer esto, pero bueno, parece que sí es así. Esto me costó algunos potenciales amigos. Hoy no sé qué tantos...

Cuando creo que las cosas van encaminándose, y que finalmente me estoy adaptando a esta vorágine de cambios la muerte sienta reposo definitivo en alguien que se quedó en mi corazón para siempre, y que, a veces, en silencio, sigo llorando. Él fue una persona que le regaló dos o tres años de felicidad y tranquilidad a mi mamá. Aún recuerdo esa noche en el hospital... aún recuerdo el pavor que sentía al enfrentarme a lo que ya no tiene retorno. Recuerod el olor a flores del féretro. Recuerdo que por primera vez en mi vida me quedé sin lágrimas...

Los días venideros fueron difíciles, tenía que lidiar entre consolar a mi mamá, estudiar, trabajar, y todo esto hacerlo calladito, sin que se escapara una lágrima. Ahí comencé a conocer y amistarme con la soledad. Me estaba dando cuenta que ella siempre ha estado allí, curiosamente, haciéndome compañía. Mi madre casi muere en aquellos días de 2004. Eso me causó mucha desesperación, era como si estuviera viviendo una prueba muy dura. Algunas personas de mi entorno hablaban de la "noche oscura" de San Juan de la Cruz. No lo conocía. Mientras tanto, seguían pasando los días, y con ellos horas infructuosas en la universidad. No recuerdo en este momento de dónde tuve fortaleza para seguir adelante. Supongo que Dios estaba allí. Debe ser...

En 2005 las cosas mejoraron un poco: ese año fue muy revelador porque me decidí a amar a alguien, y a dejar de querer a otra persona que nunca me quiso. La soledad y yo habíamos hecho una agradable compañía, pero sus abrazos eran tenues, y no me daba besos ni caricias, sus sentimientos eran pálidos, sustituibles fácilmente. Sin buscarla casi apareció; tímida, sencilla, presente. Recuerdo que meses antes un amigo vió lo que antecedería mis próximos días, y yo me negué a tales profecías, no por algo en particular, sino porque no lo había pensado en realidad. Las tretas del destino, mujeres y hombres actuantes en una obra que quizás nunca debió presentarse jugaron para que yo viera cumplido un deseo que había pedido meses antes... Fue inesperado, sorprendente para casi todos los que nos conocían. En este año dejé de ser un niño. Quizás es gracias a ti y a la música que aún sigo luchando hoy. ¡GRACIAS!

De pronto, un nuevo trabajo, otras alternativas y un hogar más calmado pueden definir mis días de 2006. La universidad seguía su curso, lejano aún por terminarse, a pesar de todo el tiempo transcurrido. Sigo afirmando que esto es mi mayor logro y mi peor fracaso, pero debo terminar. En este año la vida no descontó ninguno de sus días insípidos, de modo que igual me tocó vivirlos. Hubo momentos de alegría, otros no tanto, pero fue un año en el que puedo decir que comenzó mi estabilidad en muchos aspectos. No obstante, por dentro algo había cambiado drásticamente. Me sentía como un jarrón chino, el cual es bonito por fuera, pero vacío por dentro. Así estaba. En días posteriores de 2007 me hacen una invitación a un viaje que sentaría un antes y un después en mi vida. Y así fue. ¿Has tenido alguna vez la necesidad de que Dios mismo sea quien te responda tus más profundas dudas?, ¿has recibido una respuesta tan cercana a esto alguna vez?...

Los años venideros han sido más relajados. El dinero ya no fue un problema tan importante, y las cosas ya estaban mejorando. Ahora la situación en mi casa es que estoy más tranquilo, mi mamá tiene compañía o un intento de ella, y mis cosas van bien. No obstante, la amenaza de la parca se acerca de pronto, pero no logra sino darnos un susto. Sigue la universidad, pero ahora de un mejor ánimo. Hay otros problemas en casa que de momento son graves, pero si tienen algo positivo es que nos están haciendo dar cuenta que la unión es la clave. A pesar de tanto rollo creo que vamos por buen camino.

Amores, desamores, traiciones, milagros, luchas, victorias, derrotas han ido marcando estos últimos años... Parece que algunas personas con los años por delante no aprenden, sino todo lo contrario, pero bueno, qué se le puede hacer... Por momentos he decaído, me he sentido mal, pero he tenido la entereza para yo mismo ser quien busque ayuda. lucho constantemente por no dejarme llevar por la corriente, que pareciera ser cada día más fuerte. No me quiero rendir.

Como antesala al final de esta década, pensaba que no me siento reconocido en los ambientes donde estoy, y eso me inquieta un poco. Quizás es la costumbre lo que me está jodiendo la existencia, y no me deja irme. Tal vez sea tiempo. En esa búsqueda he pretendido que mi voz fuese escuchada en otros entornos, y al menos, en uno -aparte de este blog- encontré tal reconocimiento. Tenía tiempo que no ganaba algo tan importante, es más, creo que es la primera vez que obtengo un primer lugar en algo, y se siente muy bien, jejeje. Como antesala a este nuevo año que hoy comienza es muy bueno y motivador... Siento que aquí se abrió la ventana luego de tantas puertas cerradas.

De pronto todo esto era necesario para llegar hasta donde siento que estoy hoy.
¡No estoy dispuesto a rendirme!, y no han conocido tod de mí, ¡ahora es que falta!...

Y si no te gusto, la puerta siempre ha estado abierta... Jaja!! :D

De Hace Años A Los Próximos 10 Años.

Saludos estimad@s,
Aquí les dejo el ensayo con el cual fui premiado como Primer Lugar de la Región Capital, en Venezuela, en el Concurso de Ensayos "Pensando en Venezuela", del Centro de Políticas Públicas Ifedec. Éste fue escrito en noviembre de 2010, en el medio de importantes reflexiones personales como joven y como ciudadano...

En el link, la nota de prensa, por si las dudas...
http://www.eluniversal.com/2011/03/13/imp_pensando-en-venezuela-premio-su-primer-concurso.shtml
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            Pensar en qué puede suceder en los próximos 10 años en Venezuela constituye un verdadero desafío. Un hermoso país con nombre de mujer está siendo sujeto de grandes cambios, está dejando de ser joven, está superando complejos propios de su adolescencia. Esa joven nación creció, conoció el amor y sus promesas, también el desamor, producto de tantas mentiras y actos desleales.

            Venezuela sin duda alguna es una tierra de oportunidades, y mejor, es una tierra con gente deseosa de hacer futuro. No es difícil encontrar en cada esquina de Caracas –mi ciudad- a innumerables grupos de venezolanos “de a pie” discutiendo, según su óptica, cómo resolver los problemas del país. Esto es un signo importante, pues afirma que al venezolano no le es ajeno lo que está sucediendo, “le duele” su país. No obstante, son estas mismas personas quienes unos pasos más adelante echan desperdicios en la calle, sobornan al fiscal de tránsito, se apropian de artículos de sus puestos de trabajo, y así, cualesquiera otras actividades originadas de la casi nociva “viveza criolla”, de modo que también encontramos una afanosa contradicción entre su ser y hacer. Esto es curioso.

            ¿A qué se debe que los ciudadanos de un país que sueñan con un mejor futuro sean quienes no contribuyen en la realidad con ello? Hay una hipótesis: luego de leer el libro de Manuel Barroso (1997), Autoestima del Venezolano hace unos 10 años, concluí que éstos en general tienen una pobre valoración de sí mismos como ciudadanos. Si esto sigue así, ya tenemos una respuesta inicial. Si Venezuela es un país de ciudadanos con baja autoestima, difícilmente emprenderemos acciones que nos permitan lograr un mejor futuro  puesto que no creemos que pueda lograrse aquello que soñamos, que proyectamos para un futuro a mediano o largo plazo. Es simple.

            Al inicio, hago mención de venezolanos “de a pie”, que solucionan el país en reuniones sociales de viernes en la tarde, pues son éstos quienes realmente tienen en sus manos ese futuro; además del ejercicio del voto -ejemplo por antonomasia de una democracia sana-, son el motor que dinamiza la economía local, amén de ser los “pilares” de sus respectivas familias. Aquí tenemos otra idea importante: ¿son realmente “pilares” de sus grupos familiares estos venezolanos “de a pie”?, ¿son edificadores del desarrollo pleno de sus hijos y de sí mismos en la procura de una vida social sana?, ¿hay conciencia de liderazgo en estos grupos?, ¿se potencia el mismo? Son preguntas que deben tener respuesta, y pronto.

            En algunas oportunidades he escuchado que somos “ciudadanos sin memoria histórica”. Si es así es muy grave, pues esto y nuestra inmanente juventud, nos hizo –y hará- cometer los mismos errores una y otra vez. Estos errores fueron frustrando las aspiraciones de miles de venezolanos que a lo largo de los años crecieron al margen de la satisfacción de sus necesidades más elementales, y peor aún, siendo sujetos de la indiferencia de sus conciudadanos más cercanos, de la falta de solidaridad. El asunto superó las barreras de lo económico y lo social y se convirtió en una cuestión esencialmente moral. El proceso vivido durante muchos años de nuestra historia republicana excluyó al grueso de la población a niveles de subsistencia mínimos, y quizás, ello arrebató la dignidad de muchos de éstos. Se puede decir que ahí comenzó el problema. Pareciera que todo lo vivido le grabó en el inconsciente a la gente la idea de que sencillamente “no se puede”, “no hay”, y con todo esto, a la ciudadanía se le olvidó que tiene algo muy valioso entre sus manos: “Autodeterminación”. Esto, sumado a los procesos políticos vividos en estos años ha generado una población que de ser “pueblo” se convirtió en “masa”, maleable a los intereses de los gobiernos de turno, sin criterio propio ni consciencia, sin esperanzas.

            En principio, es importante que, nuestro pensamiento sea orientado a que mis acciones particulares afectan a un colectivo: si boto la basura en la calle otras personas van a encontrar un lugar sucio, descuidado, por ejemplo. No podemos vivir pretendiendo que el otro no importa, no merece respeto. Es importante crear y reforzar constantemente una corriente de pensamiento que nos exhorte a valorar el respeto por los otros, y esto debe ser un eje transversal a todas nuestras instancias como sociedad: el hogar, el lugar de trabajo, los centros de estudio, las plazas, centros comerciales, etc., ya que cuando hacemos algo por el otro, este otro termina haciendo algo por nosotros. La solidaridad y -sobre todo el respeto- debe ser una premisa en nuestra acción diaria.

            Algo importante también es ayudar a rescatar la figura de la familia como esa primera referencia de comunidad. La situación que atraviesa el país es muy dura, estamos golpeados en lo moral, lo social, lo económico, y ello ineludiblemente incide en nuestros ánimos y actitud. Cuando llego a casa lo hago pensando en comida caliente, un abrazo, un “¿cómo estuvo el día?”, un baño relajante y un sueño reparador… Mucha gente se encuentra con lo contrario, con que al llegar de la calle tiene que preparar la comida del otro día, el abrazo más cálido lo recibe del televisor, encuentra un lío por el desorden de la casa o porque hay problemas e incluso hasta violencia, en el baño no hay agua y el sueño reparador lo es a medias porque solamente quedan escasas 4 ó 5 horas para comenzar de nuevo.

            Con todo lo anterior, no quedan tiempo o ganas de compartir la vida de los otros. Si nos diéramos la oportunidad de tomar un momento y mirarnos a la cara, conversar, compartir con un café las experiencias del día, cenar en la mesa…, comenzaríamos a reactivar esa interacción capaz de construir una relación sana en el entorno familiar. Ello necesariamente tendrá una proyección favorable en el individuo hacia sus entornos inmediatos.

            Al inicio, hice mención de la “viveza criolla”, entendida por mi persona como aquella sagacidad autóctona que nos permite tomar ventaja del otro, inclusive, sin considerarlo. El venezolano es alguien leal y trabajador, es responsable y quiere que su entorno se desarrolle en justicia, pero si no encuentra estas condiciones él “no se va a quedar atrás” y va a pedir que “lo pongan donde haya”. Esta práctica es propia de instituciones públicas y privadas, y ya se ve como algo normal, y esto es grave. Aquí el Estado debe intervenir fomentando una cultura de servicio “a prueba de bala”, aplicando la Ley de manera efectiva a quienes la infrinjan para que ello sirva de castigo ejemplar, de modo que el que cumple la sanción no lo vuelva a repetir, y quien ve esto lo piense detenidamente antes de hacerlo.

            Algo que es tarea pendiente es reforzar la educación como vía única para el cultivo de una sociedad sana. No podemos seguir admitiendo niveles de deserción escolar alarmantes, ni tampoco un sistema educativo vetusto, poco atrayente, incapaz de potenciar los talentos de la juventud actual. También debemos solventar un sinfín de problemas de orden económico y administrativo que inciden nuevamente en la motivación y preparación tanto del personal docente como del estudiantil. La escuela debe ser efectivamente una referencia de vida en la gente en conjunto con una experiencia familiar idónea, ya que son estos ambientes en donde se cultivan sus potenciales, emergen liderazgos, son espacios privilegiados para la transmisión de valores y la educación para la vida en sociedad.

            Finalmente, para que la célula de la sociedad esté sana y un sistema educacional sea ideal es necesaria la activa participación del Estado y del sector privado de la economía local. El Estado, porque en su rol ideal como regulador de la economía y como satisfactor de necesidades está en capacidad de establecer las directrices necesarias para fomentar desarrollo económico a corto, mediano y largo plazo, y esto se logra de la mejor manera cuando se incorporan los recursos financieros, la disciplina, la experiencia, y la tecnología del sector privado. Debe ser un Estado realmente plural, democrático, que promueva y garantice plenos derechos y garantías constitucionales para cimentar un suelo jurídico capaz de autorregularse, de impartir justicia, y de hacer cumplir las leyes, apto para generar confianza y atraer inversión del capital, del empresariado. Éste último debe asumir una verdadera responsabilidad con el entorno, debe ser co-partícipe en la construcción de una nación, debe ser honesto, honorable, pulcro en la ejecución de sus oficios, debe ser empresa.

La situación ahora es distinta, siento que la gente despertó del letargo y se encamina a algo bueno: pese al desencanto de esos amores juveniles esa joven llamada Venezuela está dispuesta a amar de nuevo. La paz es la nueva consigna. Cuando reflexiono sobre lo que sueño para mi país en los próximos 10 años me lleno de emoción porque implica poner de mí, dar, sembrar, esperar, y quizás no cosechar en tiempo presente, implica pensar en clave de conjunto, de futuro. Esto no es más que un rescate urgente de nuestros valores ciudadanos.

jueves, marzo 10, 2011

Y si Dios no......

En mis intentos diarios siempre pienso que Dios tiene planes para cada uno de nosotros, y que las cosas se dan según su parecer. En ese sentido siempre recuerdo la historia de Judas Iscariote, y ello me pone a dudar. Han habido muchas versiones de cómo fueron los hechos, pero aquello en lo que todos coinciden es que él traicionó a Jesús. Luego de esto Judas no pudo con la carga y se ahorcó. Con una teoría o con otra, con fe o sin fe, sin su "injusta" acción no habríamos tenido un redentor como lo pinta la historia, y aquí viene mi inquietud...

Todos tenemos una vida, la cual ha sido buena, mala, peor, horrible, magnánima, milagrosa... en fin, cualquier adjetivo que le queramos poner está bien, y además según lo que nos enseñan desde pequeños cumplimos un plan dispuesto para que seamos felices, logremos la salvación, superemos la prueba, obtengamos dharma, en fin, otra cantidad de justificaciones. Mi pregunta es: ¿y si mi plan fuera como el dispuesto para Judas?, ¿y si mi plan implicara un sacrificio mayor que el del propio Jesús? No creo que Judas haya imaginado EN SU VIDA que iba a contribuir con la mismísima muerte del cordero, aquél redentor que durante siglos esperaron los hebreos. ¿Qué sería de mí si el plan que Dios tiene para mi implica algo como esto? No sé qué pensar.

No pretendo desmerecer la teología asociada al caso, sólo planteo una hipótesis más humana, comprensible a nuestra lógica científica, factible. El hecho de pensarlo me causa conmoción. Osea, ¿quien es mi salvador según el credo católico es mi verdugo personal?, y además, ¿voy a contribuir con la salvación de la humanidad a costa de que toda esta me odie por siempre y para siempre?, ya pasé de la conmoción al "whathefuckeo", el paroxismo del asunto...

Hay varias cosas, una es que también nos han enseñado que el sufrimiento es un camino para redimir la culpa, o soportar la prueba, y es algo fehaciente, genuino que podemos entregarle a Dios, o la deidad en que creamos. Los budistas hablan del Karma, entendido como ese conjunto de pruebas o cosas malas que en la vida terrena vives producto de malas acciones del pasado inmediato, o bien, de otras vidas pasadas. En el credo católico, el sufrimiento también cumple con esta función liberadora, expiatoria, o como un mecanismo para poner a prueba nuestra fe, entendida como aquella virtud consistente en dar por cierto algo que a la luz de la comprensión humana es imposible, ej. la transubstanciación del pan y vino eucarístico en cuerpo y sangre de Jesús, como memorial de su sacrificio en el Gólgota. Inclusive, es tan así que los estigmas corporales que tiene mucha gente se consideran "regalos, dones" de Dios para con sus más fieles.

El caso es que hay formas de formas para cumplir la misión encomendada, y parece que la predilecta es dar tu vida al servicio de gente que, quizás no la merece. Tal vez los católicos acérrimos que lean esto me estarán condenando, aduciendo que "pobre, su fe no tan sólida", o espetando cosas como "este muchacho no conoce de nada, es un hipócrita", o quien sabe qué mas... (no me importa), pero lo cierto es que me parece que Judas fue alguien vital para que se pudiera decir la frase, "todo está consumado". Lo que no me gusta del asunto es que a él le tocó hacer el trabajo sucio.

Hace poco me dijeron que Jesús esperaba que Judas al salir de la última cena cambiara su parecer. Me pareció convincente el argumento, puesto que Dios nos conoce, y quizás sabía que Judas, tentado, ignoraba qué estaba haciendo. Al final interviene la acción humana, ese albedrío.

Volviendo a las líneas iniciales, y partiendo de la creencia en una vida después de la muerte, ¿será Judas feliz?, lo ¿seré yo si tuviese que traicionar al Redentor?, ¿se habrá cumplido el proyecto de Dios?, ¿tendré que morir, dar todo para que se cumpla la obra?.

Ahora siento una conexión con las emociones del Nazareno en aquél huerto, aquella nefasta noche...

* whathefuckeo: jerga venezolana del inglés "what the fuck!"