viernes, abril 22, 2011

Cuando muere la Juventud….

Es curioso, crecer es muy difícil, la pubertad, el acné, la presión social, el sexo, las emociones más profundas se viven en este momento. Cuando llegas a ser un adulto joven comienzas a codearte con el mundo real, y a simple vista es hermoso: las cosas funcionan, hay gente valiosa, algunas veces los sueños de la juventud se cumplen. Pareciera que sí es posible un mundo justo, y más aún porque con nuestro “ilimitado” poder sentimos que podemos lograrlo. Lamentablemente, estamos viendo la tapa del frasco apenas…

La juventud es hermosa, pero ingenua, llena de ignorancia sobre cómo opera el mundo real, y cuando comenzamos a enfrentarnos a esto algo en nosotros comienza a morir, y es inevitable, y es triste, y definitivo; forma parte de nuestro continuo proceso de vida, tenemos que adaptarnos a las situaciones que vivimos a diario, y ellas muchas veces implican tomar decisiones o asumir actitudes que contradicen de manera importante nuestra manera de ver y hacer el mundo en el que vivimos. No es sencillo de ninguna forma.

Aquí comienza el verdadero proceso de la adultez, y es aquí donde me pregunto: ¿por qué si la vida es como es no nos dicen desde pequeños?, ¿por qué no somos preparados de mejor modo para enfrentar la vida?, ¿por qué necesariamente tenemos que vivir la decepción en primera persona?. En este momento ese impetuoso ser que llevábamos por dentro comienza a luchar contra el sistema. Quisiera decir que este joven prospera frente a su adversario, pero la verdad es que no es así. A este joven no le queda más que esconderse en el corazón del hombre con la poca energía que le queda, para así avivar el fuego que, a pesar de la decepción, nos impulsará a luchar contracorriente y al menos, lograr un sueño, así sea chiquitico, ínfimo, y con eso ser felices, saber que le ganamos una a la vida. Cuando todo esto pasa, nos hacemos conscientes que de nuestra juventud queda poco, o nada.

La juventud es un momento hermoso de nuestra vida, porque hasta los errores son así, hermosos. Las cicatrices de nuestro cuerpo dan cuenta de nuestra historia, tanto como las que llevamos en el alma, pero éstas configuran al ser que somos hoy. Es un tiempo magnífico para ensayar sobre esa gran obra de teatro que hacemos a diario, y cometer errores y lograr cosas importantes para nosotros. Es triste cuando vivimos la juventud sin saborearla realmente, sin oler, sin amar, sin odiar ni sentir, sin llorar de alegría o rabia, sin vivir la pérdida, el duelo, sin obligaciones. Es hermoso cuando veo que la juventud vence al sistema, y es plena, feliz, casi eterna.

Recuerdo una mañana con un primo donde éste me retaba a lanzarme de un muro que daba hacia el parque de donde vivía, y lanzarse implicaba al menos 4 ó 5 metros de altura, tenía 7 años, y lo hice. No tuve miedo, ni dudas, caí de pie y con la flexión y el contacto con mi rodilla me rompí un poco el labio; me paré y fui al parque… Hoy día no creo que haga algo así, aún y cuando mi tamaño es mayor y una distancia de ese tipo no es tan grande para mí, soy consciente de los riesgos que puede implicar una caída de este tipo.

Quizás es eso lo que mata la juventud, la consciencia sobre los riesgos que implica la vida. Cuando eres joven apenas te rozas con esas normas, pero cuando te incorporas al mundo adulto no. Las mismas son importantes y hasta obligatorias. Deberíamos llevar una vida más simple, sin tantos formalismos ni presiones sociales. Deberíamos dejar que el niño o joven interno que llevamos en verdad saliera del corazón y diera siempre una última batalla ante lo que nos sucede.

El fin de la juventud me recuerda constantemente que ya estoy un paso más cerca de la muerte final, que es la más definitiva de todas, de la cual no hay regreso…

domingo, abril 03, 2011

De cuando las amistades se pierden….

Efectivamente, creo en que las amistades también se pierden, en el tiempo, en el camino, pero se pierden. También se pierden porque a mi modo de ver, y a ciencia cierta conocemos poco el significado de la palabra “amistad”. Hasta aquí no digo nada nuevo… A todas estas… ¿qué es un amigo?.

A lo largo de nuestra vida vamos caminando en distintas direcciones, tomamos decisiones, hacemos elecciones, ganamos, perdemos, tenemos momentos de felicidad y de tristeza, de rabia, y la verdad verdadera es que estamos solos. Habrá alguno que otro que diga que no es así, que hay gente que se contenta con tus logros o es solidario con tus caídas, pero si esos momentos se reducen a un escueto “felicitaciones” o el baboso “mi sentido pésame –que en la mayoría de los casos de “sentido” no tiene nada-” entonces confirmo mi sentencia.

Recuerdo un cuadro de Jesús que decía “el amigo que nunca falla”. De ser eso así, entonces supone que Jesús es un símbolo casi tautológico de aceptación, verdad, amor, etc… y a mi modo de ver debes cumplir con ciertas reglas para que ese “amigo que nunca falla” (comillas por señalar la frase, no en sentido peyorativo) realmente no falle… Sino, pregúntaselo a un Gay cuando se quiere casar… Claro, aquí hago mención a la entidad que profesa el culto a Jesús, no a la deidad en sí, pero esto es un tema amplio que forma parte de otro post.

Eso me lleva a lo siguiente: las amistades se basan en acuerdos de convivencia, debes cumplir con ciertos preceptos para que la amistad fluya. Quizás, al final la “relación” de amistad se basa en una mera transacción. Yo doy si me das. Si no doy y tú no das el tiempo se encarga de que esa amistad entrañable quede en los álbumes, de recuerdo. También es cierto que –y contra la gran tendencia predominante- aunque los años pasen muchas personas seguirán siendo amigas y habrán creado un nexo importante, capaz de resistir los embates del tiempo… Pero son pocos los casos… Si no estoy al tanto de lo que pasa en tu vida ¿cómo podría llamarme amigo tuyo?, ¿realmente lo soy?… Cuando aquello que ese amigo me daba se termina y yo lo veo saciado ya no me interesa mantener la amistad. Osea, somos amigos utilitarios… También se da el caso en el que si doy y no recibo me molesto, o al contrario, igual resultado. Parece que mi búsqueda de definir la amistad encuentro que la misma se basa esencialmente en relaciones de intercambio capaces de satisfacer las necesidades del otro. Si esas relaciones no son satisfactorias, la amistad fenece.

Una de las situaciones más connotadas que dan fin a una amistad es el comportamiento del otro. Yo me asocio, se amisto con personas que  considero pares, bien en conocimientos, en madurez, en experiencias o trabajos comunes. Ahí está el primer error: al pensar que estamos en el mismo lugar o compartimos los mismos intereses pienso que de alguna forma esta persona debe razonar como yo en gran parte de las cosas, y esto no es cierto. Cuando esta persona se equivoca causa la pérdida de la “amistad”, rompe confianza, desilusiona, genera tensión, o simplemente ya no es agradable contar con su presencia. En casos extremos los sentimientos de afecto, cariño se transforman vertiginosamente en rabia, incluso odio o peor, indiferencia. Es un comentario necio, pero ¿por qué pasa esto?, aún siendo diferentes no deberíamos tener criterios iguales en cosas puntuales, los valores no son negociables (los valores de cada quien), ¿por qué entonces te traicionas a ti mismo? ¿por qué no eres fiel a aquello en lo que crees?. Ante mí una persona con estas características deja de ser amigo automáticamente, so pena de estarlo juzgando, no me importa. Es imposible confiar en alguien a quien ya le has perdido la confianza productos de sus errores.

Con esto, caigo en la pregunta inicial, ¿qué es la amistad?. Hablamos de amigos y no sabemos el significado tan profundo que tiene esta palabra.

Hay otros que resuelven la cosa fácil: me relaciono contigo hasta donde pueda o quiera hacerlo, o hasta donde tú me lo permitas… Osea, ¿si yo me drogo y no permito que se metan mis amigos en ese aspecto de mi vida está bien?. Obvio que estoy siendo extremo, pero en un caso, no sé, alguien con un problema serio de depresión, ¿me involucro hasta donde me lo permitan simplemente?, ¿estoy siendo realmente amigo?, ¿no es precisamente esto lo que el mundo entero reclama? no hay interés en el otro, porque mi relación se basa en “hasta donde tú me lo permitas”, aún y cuando yo puedo ayudarte más de lo que lo estoy haciendo, o bien cuando soy capaz de ir más allá y sacarte de la tina de mierda en la que estás. Sorry, pero eso tampoco es amistad. Encontrándome en tal situación prefiero drenar en este blog donde quien quiere me lee y quien no no, pues…

En facebook a la fecha tengo más de 500 amigos, ¿amigos?, no he hecho mucho por ustedes como para ostentar este título. A la orden estoy.