domingo, noviembre 20, 2011

Bienvenido.

Recomendación: Activa el video y lee…

Se nota que Laura estuvo dos años fuera de todos y dentro de sí… Excelente!

Todos los días, todos los años y todos los hombres han comenzado algo, sea el propio día, un matrimonio, un nuevo trabajo, cualquier cosa que sencillamente ayer no sucedía. Con el paso del tiempo nuestra cotidianidad –ya transformada en monotonía- va opacando lo que somos, nos ponemos capas de pintura, nuevas refacciones, y tratamos de vernos renovados. La verdad es que al final del tiempo nos vemos en un espejo y somos la suma de muchos remiendos, muchos matices y apenas la verdadera superficie de nosotros mismos no se pierde. Nos convertimos en un sub-producto de la sociedad en la que vivimos.

Ojalá sólo fuera eso, pero no. Las capas de maquillaje comienzan a pesar, deterioran nuestro propio ser y nos condenan a ser aquello que los demás esperan de nosotros. Quizás los primeros días tengas la energía suficiente para lavarte la cara y aplicarte una crema o algo así, pero conforme pasan los días comienzas a acostarte con la pintura, manchando la cama y te paras en la mañana como un verdadero payaso triste, chorreado. Sí, un payaso, es un buen ejemplo… apenas te bañas, te maquillas de nuevo y comienzas el circo diario.

Que ironía, un payaso que debe hacer reír puede estarse muriendo agobiado en sus propias penas, pero cuando se enfrenta al resto del mundo está sonriente… dulce y amarga ironía… Lo peor es que en muchos casos, esa máscara se enfrenta a otras máscaras, no a lo que la otra persona es en realidad. Es como una obra donde cada quien tiene un rol que cumplir, y donde a no todos les gusta su personaje. Pero, ¿qué pasa cuando de tanto ver la máscara se te olvida como es tu propio rostro?, ¿qué pasa cuando decides salir sin maquillarte a la calle?, ¿qué pasa cuando muestras tu propia cara, con sus bellezas e imperfecciones, con las arrugas capaces de contar historias, con las manos sin guantes, sin los zapatos grandes?

He descubierto que no siempre hay receptividad. Eres aburrido, no te sumas ni te montas en el tren en el que todos van… prefieres ir caminando, en bicicleta, disfrutando del paisaje, del aire libre en tu cabello, con el sol abrasador iluminando todo aquello que ves, y quizás el resto no entiende lo que haces, lo ven sin sentido, como si realmente no hubiera otra opción para andar, no ven tus necesidades, tus deseos, tus sentires…, sin embargo, es magnífico, doloroso, pero magnífico al final. Es como una bocanada de oxígeno profunda en el campo, en un jardín lleno de flores, en la selva, en el bosque luego de respirar aire viciado en la más moderna ciudad.

Estoy decidido a seguir mis propias convicciones, pues he aprendido en este tiempo a asumir sin miedo las consecuencias, a darle valor justo a las cosas y a las personas, a comprender, y en algunos casos aceptar, mas no necesariamente compartir aquello con lo cual simplemente no esté de acuerdo. He aprendido a caminar de modo que no me salpique tanto la miseria de otros. He aprendido no solo a dar respeto, sino a exigirlo, y a no valorar aquello que la gente dice sobre lo que muchas veces desconoce. He aprendido el valor del silencio.

Esto no podría ser posible sin la necesaria revisión de mis actos, mi auto-reconciliación, mi propia liberación de aquello que me ata por voluntad propia. En verdad, uno termina amando sus cadenas de oro, y te condenas a una vida que pasa sin más…, sin consciencia, como si hubieras nacido así, y no conocieras otra realidad, como si no tuvieras mayores posibilidades.

He aprendido que, lejos de ponerme capas de pintura y aditamentos, artilugios debo limpiar mi cuerpo, usar ropa cómoda y un calzado capaz de darme aguante para caminar por la vida, una gorra para cuando el sol es muy fuerte y unos lentes oscuros para dormir sin que nadie vea… aún y cuando a la gente no le guste, debo ser, debo SER. Solo así realmente podré encontrar la felicidad.

Bienvenido a este blog, soy Alberto José, brillante, obstinado, hábil y perfeccionista. Soy ambicioso e intenso, me intereso por ti, soy profundo y trascendente, odio la miseria y la mediocridad, no me gusta la injusticia, soy amante de la paz, lloro en las películas, me excito con buena música, disfruto la buena comida. Soy de mal carácter, quiero ser feliz y lograr mis objetivos. Quiero ser eterno. No pido más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario