domingo, noviembre 20, 2011

Bienvenido.

Recomendación: Activa el video y lee…

Se nota que Laura estuvo dos años fuera de todos y dentro de sí… Excelente!

Todos los días, todos los años y todos los hombres han comenzado algo, sea el propio día, un matrimonio, un nuevo trabajo, cualquier cosa que sencillamente ayer no sucedía. Con el paso del tiempo nuestra cotidianidad –ya transformada en monotonía- va opacando lo que somos, nos ponemos capas de pintura, nuevas refacciones, y tratamos de vernos renovados. La verdad es que al final del tiempo nos vemos en un espejo y somos la suma de muchos remiendos, muchos matices y apenas la verdadera superficie de nosotros mismos no se pierde. Nos convertimos en un sub-producto de la sociedad en la que vivimos.

Ojalá sólo fuera eso, pero no. Las capas de maquillaje comienzan a pesar, deterioran nuestro propio ser y nos condenan a ser aquello que los demás esperan de nosotros. Quizás los primeros días tengas la energía suficiente para lavarte la cara y aplicarte una crema o algo así, pero conforme pasan los días comienzas a acostarte con la pintura, manchando la cama y te paras en la mañana como un verdadero payaso triste, chorreado. Sí, un payaso, es un buen ejemplo… apenas te bañas, te maquillas de nuevo y comienzas el circo diario.

Que ironía, un payaso que debe hacer reír puede estarse muriendo agobiado en sus propias penas, pero cuando se enfrenta al resto del mundo está sonriente… dulce y amarga ironía… Lo peor es que en muchos casos, esa máscara se enfrenta a otras máscaras, no a lo que la otra persona es en realidad. Es como una obra donde cada quien tiene un rol que cumplir, y donde a no todos les gusta su personaje. Pero, ¿qué pasa cuando de tanto ver la máscara se te olvida como es tu propio rostro?, ¿qué pasa cuando decides salir sin maquillarte a la calle?, ¿qué pasa cuando muestras tu propia cara, con sus bellezas e imperfecciones, con las arrugas capaces de contar historias, con las manos sin guantes, sin los zapatos grandes?

He descubierto que no siempre hay receptividad. Eres aburrido, no te sumas ni te montas en el tren en el que todos van… prefieres ir caminando, en bicicleta, disfrutando del paisaje, del aire libre en tu cabello, con el sol abrasador iluminando todo aquello que ves, y quizás el resto no entiende lo que haces, lo ven sin sentido, como si realmente no hubiera otra opción para andar, no ven tus necesidades, tus deseos, tus sentires…, sin embargo, es magnífico, doloroso, pero magnífico al final. Es como una bocanada de oxígeno profunda en el campo, en un jardín lleno de flores, en la selva, en el bosque luego de respirar aire viciado en la más moderna ciudad.

Estoy decidido a seguir mis propias convicciones, pues he aprendido en este tiempo a asumir sin miedo las consecuencias, a darle valor justo a las cosas y a las personas, a comprender, y en algunos casos aceptar, mas no necesariamente compartir aquello con lo cual simplemente no esté de acuerdo. He aprendido a caminar de modo que no me salpique tanto la miseria de otros. He aprendido no solo a dar respeto, sino a exigirlo, y a no valorar aquello que la gente dice sobre lo que muchas veces desconoce. He aprendido el valor del silencio.

Esto no podría ser posible sin la necesaria revisión de mis actos, mi auto-reconciliación, mi propia liberación de aquello que me ata por voluntad propia. En verdad, uno termina amando sus cadenas de oro, y te condenas a una vida que pasa sin más…, sin consciencia, como si hubieras nacido así, y no conocieras otra realidad, como si no tuvieras mayores posibilidades.

He aprendido que, lejos de ponerme capas de pintura y aditamentos, artilugios debo limpiar mi cuerpo, usar ropa cómoda y un calzado capaz de darme aguante para caminar por la vida, una gorra para cuando el sol es muy fuerte y unos lentes oscuros para dormir sin que nadie vea… aún y cuando a la gente no le guste, debo ser, debo SER. Solo así realmente podré encontrar la felicidad.

Bienvenido a este blog, soy Alberto José, brillante, obstinado, hábil y perfeccionista. Soy ambicioso e intenso, me intereso por ti, soy profundo y trascendente, odio la miseria y la mediocridad, no me gusta la injusticia, soy amante de la paz, lloro en las películas, me excito con buena música, disfruto la buena comida. Soy de mal carácter, quiero ser feliz y lograr mis objetivos. Quiero ser eterno. No pido más.

El Amor, y a veces la muerte….

(Tenía tiempo que no escribía, y no por no querer hacerlo, sino mas bien por no dedicarle un tiempo o no tener un tema del cual realmente quisiera reflexionar... Pero éste ha llegado.. Hace varias semanas que quería escribir sobre esto. Ya tengo total inspiración.)

Estos últimos meses he estado en contacto con emociones profundas y extremas, sublimes a la vez, y he podido comprender un poco más lo que como humanos nos es inherente. Hasta el ser más ruin manifiesta en alguna oportunidad haber sentido amor por algo o alguien. También, fuese ese mismo ser o cualquier otro en la corteza terrestre, todos somos hijos de la muerte, y ello puede marcar pauta en la forma en que caminamos por el mundo.

Tuve la oportunidad de conocer a Don P., un hombre extraordinario, que ya cuenta con algunos años en su haber. De llegar a tener una avanzada edad quisiera ser como él. Un hombre sumamente respetado, culto y sencillo. Estuve en su casa siendo testigo de su hospitalidad y poco a poco fui conociendo su historia. Hay un recuerdo especial, y es que, en su sala hay una pequeña mesa con tres fotografías muy particulares: en todas está junto a su esposa. Él decía: "con ella he estado en los tres lugares más emblemáticos del amor en este mundo", eran lugares o monumentos de Grecia, India e Italia, y en estos ellos dos -la pareja- lucían felices. Lamentablemente ella murió hace varios años y él se quedó solo, aún enamorado. Podría pensar que casi esperaba que la muerte lo buscase para reunirse con ella nuevamente… Aunque dicen que la muerte nos separa no lo creo.

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Don P, junto con un compañero y yo

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La foto de la prueba

Luego, días después me entero de la muerte de la mamá de P., una compañera de la universidad. La sensación fue diferente. Ya ella -su mamá- había tenido una enfermedad difícil y la había superado. Con esto recordé a un buen amigo que murió hace unos siete años. Recuerdo que esos momentos que van desde la muerte hasta el entierro fueron muy difíciles. Las lágrimas se me escapaban de los ojos, en la mayoría de los casos sin avisar. Creo que aún sigo lamentando muchísimo su partida. Cuando mueren seres cercanos duele muchísimo. Igual me pasó con mi ahijada, a quien se le murió su abuelita hace algunas semanas. Tantos acontecimientos nefastos tan cercanos en fecha y personas, no?? En fin…

Días después a una amiga de mi mamá se le muere una mascota. La perra tenía 11 años de vida (77 en años perrunos). La amiga estaba desolada, como si se le hubiera muerto un hijo. La perrita era bonita, alegre de vez en cuando, un poco malhumorada.

Ayer veo con verdadero asombro la muerte de un ícono en los medios mundiales. Steve Jobs hizo un "upgrade de su sistema" y ahora es etéreo. Me sorprendió mucho la noticia, pero más aún me sorprendió mi reacción. Ahorita me siento triste por este acontecimiento que ha paralizado literalmente al mundo, y él -Steve- no me conoció nunca ni yo a él (aunque parecía que nos conocía a todos nosotros incluso mejor que nosotros mismos), pero aún las lagrimitas que he botado han sido como si muriera alguien o algo cercano para mí. Mi romance con Apple apenas estaba comenzando hacía algunos meses atrás...

Esto me ha hecho pensar en cómo la muerte transforma nuestras realidades, pero más aún, cómo el amor las crea...

Lo que quiero decir es que con todo esto descubro para mis adentros que el amor es más que un sentimiento. Yo lo veo como una fuerza mucho más poderosa. El amor no es decir un cursi y ridículo "te amo" por decirlo. Va más allá. El amor tiene múltiples capacidades y en la mayoría de los casos nos induce a supone hacer "algo" por los demás, dar-se. Normalmente va a involucrar hacer algo orientado al otro, pero va a depender de quien es ese otro. Si es un familiar que murió va a ser el amor quien lo mantenga vivo, pues nos da la capacidad de mantener presente -mientras tengamos vida- a aquel ser que ya cambió de plano en nuestros recuerdos. Igual el caso de una mascota o una pareja, o bien alguien a quien admiras aunque no haya sido cercano o conocido, sin embargo éste último de una manera diferente.

En estos meses he podido evidenciar diversas clases de amor, o bien, el amor expresado de varias maneras. No es lo mismo amar a tu pareja, que a un perro, que a una madre o a una abuela que a un ícono tecnológico y empresarial, pero en todos hay similitudes importantes. Es el amor lo que corre por las venas y hace cambiar el mundo, el que nos hace ser distintos, mejores de lo que somos. El amor es un sentimiento único y poderoso, incluso en forma de odio el amor es capaz de invadirnos y transformarnos, y transformar todo a nuestro alrededor.

El amor hace sacar lo mejor de cada uno de nosotros. Steve Jobs hablaba de "amar lo que haces". Con esta afirmación concluyo que también el amor a nosotros mismos y a lo que hacemos nos transforma. En su caso, el amor a lo que hacía era para él, y tenía como consecuencia directa un beneficio para un colectivo. Parte de sus premisas eran humanizar la tecnología, hacerla cercana, accesible al quehacer humano. No dudo de su tesón para hacer las cosas, pero cuando las hacía, eran para sí, para ser feliz por lo logrado, con la suerte de que sus resultados beneficiaban y gustaban a mucha gente.

Eso es otra cosa: digo que el amor es tesón... y es mucho más alla... es el sentimiento generatriz de gran parte de nuestro orden de cosas; es solidaridad, es pasión, es entrega, es dolor, es odio, es fuerza, es trascendencia, es vida...

El amor es la única fuerza real que nos hace confrontarnos (sic) y asumir nuestras posturas ante la vida. Alguien que no tiene amor no es capaz de avanzar en un mundo como este, mucho menos levantarse cuando se ha caído o triunfar cuando todo es adverso. Es una persona que se deja llevar por las banalidades de la vida.

Por amor nos hacemos padres, somos hijos, tenemos amigos -los que los tengan-, somos solidarios, sufrimos, nos duele, hacemos lo que hacemos, cambiamos, luchamos, nos jodemos, vivimos, morimos.

Quizás hay algo que pudiese detener al amor -cuando éste nace de uno- y es la muerte. La muerte es la incapacidad de sentir amor. Cuando el ser humano no puede evidenciar el amor de Dios en su propio cuerpo muere. Para mí la muerte es como una pantalla negra que arropa todo mi campo visual... A donde mire estará oscuro, o no habrá nada. Cuando morimos, nuestro cuerpo se vuelve rígido y toma colores funestos. Ya el amor no fluye por las venas.

Pero el amor es una energía, y como tal ni se crea ni se destruye, sólo se transforma. Se vuelve recuerdos poderosos, ideas, sensaciones, pasiones, incluso historia, eternamente. Seguramente Don P. seguirá amando a su esposa y sintiéndola dentro de sí a pesar de tanto tiempo pasado, seguro P. tendrá en su corazón el recuerdo y amor de su mamá, mi ahijada guardará en su corazón sus mejores momentos con su nonna, probablemente la amiga de mi mamá seguirá recordando con cariño y tristeza a su perrita y Steve Jobs vivirá en cada dispositivo de la manzanita, y en el corazón de quienes le conocimos y nos entusiasmamos a través de su propia persona o de su legado. Visto de este modo, la muerte no gana.

 

El amor nos hace mejores personas...

El amor bien dirigido puede transformar el mundo...

El amor distorsionado genera caos...

El amor real es eterno...

Lo que es eterno significa que nunca muere...

Por ende, el amor siempre vence a la muerte....

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1. “Tu tiempo es limitado de modo que no lo debes malgastar viviendo la vida de alguien más. No quedes atrapado en el dogma de vivir como otros piensan que deberías vivir. No dejes que el ruido de las opiniones de los demás callen tu voz interior. Y, lo más importante, ten el coraje para hacer lo que te dice tu corazón y tu intuición”.

Steve Jobs. 1955-2011

lunes, agosto 01, 2011

Pasión por lo que haces...

También la pasión es un ingrediente indispensable: “Si no tienes pasión nunca vas a conseguir la disciplina. Y sin disciplina puedes tener mucha pasión, pero nunca puedes llegar a nada. Ambos términos están unidos, son un mismo concepto en el arte”.
Gustavo Dudamel.

Cuán felices son los que hacen aquello que aman...
Cuán desgraciados somos los que no...
Y peor aquellos que siquiera sabemos que nos apasiona,
porque éstos en verdad vivimos como si estuviéramos muertos...
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En mi continua lucha por ver las películas que aún no he visto encontré una que me llamó la atención. Revolutionary Road es protagonizada por Kate Winslett y Leo Di Caprio, ambos muy buenos actores. Grosso Modo, trataba sobre una joven que luchaba por ser actriz y un joven que era un loco de carretera. Una noche se encontraron en un bar, hubo química y se amaron. Se casaron y se fueron a vivir a una bucólica zona, llamada como el nombre de la película. Cada quien asumía sus roles de manera animosa, lo necesario. Tuvieron varios hijos y la vida con el pasar del tiempo se volvió monótona. Él iba a trabajar y ella estaba en la casa haciendo oficios.

Una noche él se quejaba de que estaba obstinado de la vida que llevaba y que no tenía como salir de ella. Por su parte, la chica hace ya varios años que se comenzaba a sentir asfixiada con la vida que tenía, y le propone mudarse a París, la cual era una ciudad que el chico añoraba desde joven. Para una actriz en la década de los cincuenta o sesenta era una oportunidad dorada para hacer una carrera, de modo que para ambos era una excelente opción. Lamentablemente en este caso, la chica quedó embarazada, y al chico, debido a una fanfarronería suya con un cliente porque se iba ya del trabajo aquél que tanto detestaba le salió todo al revés, pues ese estilo irreverente o audaz era el que buscaban unos ejecutivos de la empresa para lanzar un nuevo modelo de productos... Ante estas dos situaciones el joven cancela el viaje a París. A pesar de no gustarle lo que hacía, el chico conocía personas, ganaba dinero y ello compensaba en algo las otras necesidades, pero la chica volvía a su monotonía asfixiante. Una tarde, la chica decide interrumpir su embarazo en su casa, las cosas salen mal y la chica muere en el hospital. Una de las escenas finales, es el chico llevando a sus hijos al parque, sumido en una profunda tristeza, con una pareja de amigos, a la distancia, lamentándose de tan nefasto descenlace. Entre éstos amigos, el esposo, quien añoró siempre y tuvo por un instante a la chica protagonista, sufría también en silencio.

No es fácil descubrir la propia vocación. A ello debes sumarle la presión recibida de todo lo que tienes alrededor: familia, amigos, las necesidades económicas, pareja, en fin... Todo esto conspira contra el propio deseo de ser lo que se quiere ser. Pero en verdad, es peor cuando ante tanta presión no sabes qué hacer igual...

Cuando estaba por graduarme de la secundaria, mi familia me decía que estudiara algo que me produjera sustento. En el liceo hice una prueba vocacional y salí hábil para muchíiiiisimas cosas, de modo que no fue mucho en lo que me ayudó la misma. Más allá de la modestia, siempre me he caracterizado por ser hábil en muchas cosas, y mucha gente ha sido reconocedora de esto; eso por un lado es muy bueno, pues eres versátil, pero por otro no, porque eres bueno en muchas cosas y, o las mismas las aprecias como superadas, como algo que no añade interés a tu vida, o te pierdes entre tantas cosas que no te especializas en una concreta. Entonces, te vuelves un genio para muchas habilidades pero un incompetente para alguna en particular. Esto último dicho, es una afirmación casi hecha a la fuerza. Tengo la creencia que cualquiera tiene capacidades para lo que se proponga hacer en esta vida, pero hay otros que me dicen que esto no es así, que no todos tenemos capacidad para todo. En fin.... Esta es una parte del problema...

Lo otro, tiene que ver con el hecho de saber y lograr hacer aquello que nos apasiona. ¿cómo se sabe si algo nos apasiona? he estado buscando la respuesta arduamente, y la misma no puede ser más sencilla... Un día, mi jefa me hacía unas observaciones sobre un trabajo que estaba haciendo. En medio de las mismas, le pregunté si no estaba cansada de hacer lo mismo por tanto tiempo... me dijo que ella no hacía lo mismo todo el tiempo, que cada caso que llegaba era algo nuevo, por ende, no puede ser "lo mismo" el trabajo que se hace.... Yo la miré atónito...

Ese día me quedé pensando en esa respuesta, y encontré un corolario, o más o menos, algo que se le pareciera. Me imaginé por instantes el trabajo de un diseñador gráfico: el mismo usa las herramientas necesarias para hacer un diseño cualquiera, hoy puede ser un árbol, mañana un edificio y otro día una caricatura... ¿acaso éste hace lo mismo todos los días?... En ese momento comprendí un poco lo que me decía mi jefa...

Ahora viene otra pregunta, entonces... ¿cómo puedes estar conforme de hacer procesos similares todos los días, de repetir las mismas tareas una y otra vez sin descanso, sin cansarte?, ¿cómo puede ser esto posible?.... Para mí esto es el infierno..

Pensando en estos dos ejemplos comprendí lo que era pasión.

En este momento no sé qué me apasiona en realidad... hay días que quiero ser un eficiente administrador (lo que estudio), otros días un músico prominente, otros un diseñador gráfico, otro productor de eventos audiovisuales, otro chef, y así, se me pasan los 365 días del año dando un paso a todas partes y quedándome en el mismo sitio, y esto me está consumiendo la existencia...

Jaja, aparte, la percepción que tienen de mí es variopinta: algunos dicen que puedo ser tremendo abogado o comunicador social, jajaja... En dos oportunidades me han confundido con un Médico (ni hablar de la especialidad) jejejeje... En otras ocasiones me han dicho que sería excelente como psicólogo.... jajajajaja.... Todo esto me da risa, no por que no pudiera ser cierto, sino porque, por ejemplo, en el caso de ser médico, ni idea, veo tres gotas de sangre y me desmayo... Abogado, quizás... Comunicador Social, es posible, pero con mi extrema timidez y hasta introversión.... Psicólogo, puede ser, aunque yo siendo más loco que mis pacientes lo dudo... jejeje... En fin... El caso es que aún no he encontrado eso que me apasione y me haga levantarme todos los días con una sonrisa enorrrrme grabada en la cara. Esto me está entristeciendo poco a poco...
En verdad quisiera encontrar mi pasión. De seguro mis días serían más felices, y no meros recuentos de los días anteriores.... Será que buscaré el libro de Comer, Rezar, Amar a ver si me localizo, xq el GPS ya no me hace los milagros... :D

viernes, julio 29, 2011

Los Desafíos del Autoliderazgo....

Que vida tan hija de puta tenemos a veces....
Hay gente que pareciera nacer aprendida. Las veo y las re-veo y me afirmo este pensamiento. Hay personas que parecen perfectas, de cristal. Yo me veía así. Hoy me doy cuenta que no.

Hay gente que dice que lo que cuenta es lo que se proyecta al exterior. Escribiendo esto pienso en la panza de un cerdo, (creo es de este animal la que pienso); ésta tiene una superficie lisa, creo que esa es la externa, y por dentro es rugosa, llena de imperfecciones. Así me parece que es la gente en general, y siento algo de pena porque much@s dicen ser perfectos. No lo expresan con la propia voz, pero sus actitudes hacen ver las costuras. Hace algunos años me intimidaba ante muchas de estas personas, mis complejos me comían, literalmente. Hoy puedo pasarles al frente o por un lado y sencillamente cagarme de la risa.

Esto es bastante difícil. Suponer que te conoces y que puedes dominarte y lograrlo es una proeza. Somos animales domesticados por nuestros propios factores culturales, pero en constante lucha con nuestras bajas pasiones e instintos. No voy a decir que no me he dado gustos, pero no todos los que quisiera, ni en esa medida deseada. Creo que cualquiera de ustedes tampoco.

Pero yendo al tema de fondo, es difícil ser líder de uno mismo. En estos meses he aprendido algo de filosofía, y entre las reflexiones encuentro que sí, somos una unidad sustancial, pero que está contrapuesta la mayor parte del tiempo. En cada uno de nosotros hay un universo de dudas: qué voy a estudiar, dónde voy a vivir, cuántos hijos quiero tener, cómo o cuándo voy a morir, qué piensan de mí... etc... y todo esto nos condiciona, y nos hace actuar de una u otra manera. Y es difícil, porque de cara a la sociedad tienes un estilo o conjunto de valores y esquemas que promover, y que si se te caen entonces comienzas a ser señalado, y no siempre quieres correr con ese riesgo, pero cuando llegas a tu casa, a tu cuarto, a tu soledad, sacas ese mundo exterior lo que tienes dentro y, al menos por un ratito, eres feliz.

Me refiero a otro tipo de mundo exterior, a las represiones que este mundo te hace y cómo las sorteas, a vivir sin estar a la defensiva, atento a los comentarios malsanos de mucha gente podrida por dentro. Verónika, la de Coello, vivía con amargura, con un sin sentido que la hacía querer borrarse de este mundo. Creo que su propia salvación vino no solo por la presencia del amor en su vida, sino porque encontró a alguien con quien recordarse lo que ella era, o había decidido ser. Hay gente que dice que soy demasiado noble o demasiado pendejo, (para este momento de la historia parecen sinónimos), y ello me ha hecho pasar por momentos difíciles con gente que yo estimaba, quería, amaba en realidad. Los verdaderos errores se producen cuando no somos capaces de reconocer nuestras propias fallas, cuando nos aferramos a culpar al otro sin vernos a nosotros mismos, quizás porque sabemos de qué materia estamos hechos (conozco unos cuantos hechos de materia fecal, ellos saben quienes son)...

Entonces, conocerte, aceptarte y reconocer tus errores son partes de tu autoliderazgo, pero lo principal, es ser fiel a eso que eres. Si está en ti cambiarlo, cámbialo, para mejor, sino, date tiempo. No habrá mucha diferencia porque son pocos los que aceptan este desafío y prefieren irse por la tangente de errores imperdonables y una vida marcada por la tragedia y el desasosiego personales. Son pocos los que se atreven a mirar dentro y comenzar a escalar las cumbres que representan sus propios complejos. Son pocos los que han sido capaces de izar su propia bandera en la cima de éstos.

Yo lo hice para algunos, pero al llegar a esas cimas, me encontré con otras nuevas, y comencé de nuevo...

viernes, julio 08, 2011

Se puede empezar de cero......?

Siempre he alucinado con esta idea. En estos días he recordado mucho mi vida a lo largo del tiempo... Situaciones, éxitos, fracasos, golpes, alegrías -en verdad éstas no tanto- y tanto en estos días como cada vez que me pasa termino con la misma pregunta en mi mente...

Recuerdo una película donde un hombre con un pasado aciago opta por irse y termina en un poblado costero donde -según una habitante del lugar- todos llegaron allí huyendo de algo, para poder comenzar de nuevo. Suena sabroso hacer un borrón.. o no... arrancar esa página y comenzar a escribir de nuevo. ¿te ha pasado?

Es consabido todo lo que ello implica: hay que dejar también a quienes se quiere, es comenzar de cero, totalmente. Es difícil y es un reto. Pero no por ello deja de serme interesante. De hacerlo, quisiera irme a un lugar donde no hablen mi idioma, no sé, algo así como Turkmenistán, Eslovenia o Costa de Marfil o algo así, jejeje, donde no sepan nada de nada sobre mí... Eeeso sí sería comenzar de cero, pero, de la nada. Nah! no me iría a un lugar así. En vez de eso quizás me iría a Toronto, en Australia. La imagen de ese "pueblo" se quedó grabada para siempre en mi memoria. En ese lugar parecía que los problemas no existían, la gente tomaba té frente al lago Macquarie, otros hacían vela en el mismo, y otros paseaban en bicicleta en sus perfectas y demarcadas calles. No había ni una hoja fuera de su lugar, y todos sonreían, si no lo eran al menos aparentaban muy bien ser felices. El solo recordarlo me da tranquilidad.

Ahorita escribiendo me pregunto si realmente quisiera comenzar de cero o no. En muchos aspectos de mi vida me siento bien conmigo mismo... mi problema es que no administro mis afectos, y ando cual puta cualquiera dándole amor a quien no lo merece o no lo quiere. Otra cosa es que mi amor no es el clásico afecto del abracito y el beso, o la sonrisita y la picadita de ojos, no. Mi amor se da en la medida que le hago el bien a quien me lo pide. No recuerdo mucho las pocas veces que me he negado a hacerle un favor a alguien, pero sí las que me han negado el favor a mí, aduciendo, balbuceando ridiculeces sobre mi personalidad o mi forma de ser. A la gente le gusta emitir juicios a priori y pocos se empeñan en conocer a profundidad a la persona.

En un nuevo comienzo creo que podría elegir sin tantas consecuencias como ser. Una vez en una sesión formativa un psicólogo nos decía que "somos lo que somos y lo que hemos sido"... Creo que la frase no era de él, pero igual me caló hondo... ¿cómo reinventarme si todo lo que tengo alrededor me increpa, me condiciona al pasado que tengo?, ¿cómo se hace para que no cueste tanto?...

La gente a veces es demasiado comemierda como para darse cuenta de algunas cosas importantes en el otro, y esenciales para sí mismas.

Ojalá el tiempo sea propicio y suficiente para hacerlo, y no sea ya muy tarde...

jueves, julio 07, 2011

Cuando la Vocación no es tal...

Sin duda alguna, siento que tengo habilidades para muchas cosas. Esto me ha parecido a veces que es causa de envidia. El caso es que saber hacer tantas cosas -y a la vez ninguna- me ha hecho divagar en cuanto a lo que mis opciones de vida se refieren.

Estaba recordando en estos días que, hace ya algunos años, al salir del Bachillerato me dije a mí mismo "quiero graduarme, hablar dos o tres idiomas, tener experiencia laboral, muchos cursos y todo esto con menos de 22 años"... Hoy día he cumplido casi todo, menos lo de la carrera aunque ya está por terminar, pero me doy cuenta dolorosamente que de nada me vale, porque igual el camino tomado no es el que me da felicidad. Elegí estudiar Contaduría porque me consideraba perfeccionista y con esta carrera los datos perfectos eran posibles... luego, cambié a Administración porque me consideraba un líder.... Ni uno ni otro. Soy un estúpido que dice ser perfeccionista, y de líder he comprobado que tengo bien poco. Me siento atormentado a veces por tanta presión sin sentido. Muchas veces he deseado quitarme las corbatas del cuello y dedicarme a trabajar humildemente en un negocio de pizza, limpiando, o en un call center, donde no hayan tantas responsabilidades. ¿De qué sirve preocuparme si lo que hago ya no me gusta?..

Con esto, me acuerdo del cuento del "amante", aquello que te apasiona, te da vida, te hace feliz. ¿eso existe realmente?, ¿lo que haces te emociona, te hace vivir?

Lo que más duele de mi situación es que el tiempo que ha pasado no se recupera. ya no soy tan joven, y estoy viciado con las cicatrices del tiempo. En muchos momentos hasta he perdido la alegría de vivir, y hago las cosas esperando sensaciones a cambio. Pero nada.

Justo ahora recuerdo a mi jefa, quien ha hecho su trabajo incansablemente desde hace 15 años... El mismo maldito y repetitivo trabajo día tras día, año tras año, sin esperanza de algo nuevo o mejor. Ella me dice que cada caso es nuevo, no se parece al otro... Yo no creo eso, al contrario, es la misma rutina de calcular números que no son ciertos, evaluar los riesgos, firmar documentos, recibir y hablar con clientes. La misma mierda... De pronto ella estará tan enferma o tan habituada que no se da cuenta que es como si hubiera entrado en un hoyo de tiempo donde todo es igual. Supongo que ella sí encontró su pasión. Que suerte.

Que arrecho es a veces no saber a dónde vas... Hay casos de personas que se ven tan decididas en lo que hacen, y lo hacen casi estóicamente, sin mirar a los lados, con orgullo. Otros, por la necesidad o las casualidades de la vida están en el camino que están. ¡Maldito el dinero que te hace cambiar los sueños por realidades no deseadas!, Pobres los que no sabemos a dónde vamos...

La peor parte es que en esta prisión profesional debes estar atento, risueño por 8 largas horas, día a día....

lunes, mayo 30, 2011

Cultivando el futuro.

Esta mañana iba leyendo un libro camino al trabajo. De pronto veo como una señora sentaba a un niño de edad escolar y le daba de comer. Sentí ternura. Me pareció que podía ser su nieto, ya que la persona contaba algunos años.

Casualmente estoy leyendo un libro donde dice que parte de la clave del desarrollo de la humanidad ha tenido que ver con la capacidad de adaptación del hombre a los nuevos tiempos, pero no del hombre en sí mismo como ser individual, sino más bien de la especie humana (no había tenido esa perspectiva de un modo tan claro, a veces lo obvio para mí no lo es tanto, o bien no había captado la esencia de tal acto). El libro decía que un recolector y cazador de los albores de la civilización frente a un agricultor y su reciente tecnología sentía la necesidad de avanzar, evolucionar, pero que, bien por el tiempo de vida transcurrido o bien por la incomprensión de los nuevos métodos y técnicas ya no podía o quería avanzar. Este desarrollo constituía una amenaza a su modo de vida, y evidentemente tal avance era claro que iba a darle forma al curso de la historia. Al recolector no le quedaba otra que seguir recolectando y cazando, pero confiando en que sus próximas generaciones las iba a educar en técnicas de agricultura, pues eran el futuro. Él iba a ser su soporte.

Algo así me pareció ver con la escena que les comenté de esta mañana. La señora adulta representa el modo tradicional de hacer las cosas, y el niño el modo que viene. Todo este cuento para comentar lo que realmente vi, y es que, tal como el cazador/recolector esta señora está haciendo lo propio para que este niño sea formado en lo que viene, a pesar de que ella se está quedando atrás. Esto lo defino como Sacrificio.

La señora pudiera comenzar de nuevo, re-aprender las nuevas técnicas, los oficios, comenzar a moverse en el nuevo mundo que viene; se supone que una de las definiciones de la inteligencia es “la capacidad adaptativa al medio que tenemos”. ¿Por qué esta señora no comienza de nuevo?, ¿por qué el recolector no se puso al corriente con las técnicas de agricultura? ¿por qué pensar en seguir viviendo de manera tan mísera cuando lo nuevo es barato, más fácil y mejor?; El caso es que el género humano en muchos casos que conozco ha preferido dejar de lado sus ilusiones y proyectos para que otros logren los suyos propios. Parece que, a pesar de todas nuestras miserias espirituales tenemos inconsciente la necesidad de avanzar y de proteger nuestra propia especie, sea quien sea. Hasta hoy no entendía cómo funcionaba la cosa.

Hay otra cosa, el sacrificio deja de serlo si quien lo hace no profesa amor en sus acciones. La intención de éste es hacer que los que nos suceden vivan mejor que nosotros, y esto es un acto de caridad enorme; implica desprendimiento de lo propio, implica fe en quien se ayuda o se cría, se cultiva, muchas veces implica cambiar unos sueños propios por otros ajenos, y esto no es fácil, al menos no para mí. Implica que al final te das cuenta que eres actor de una historia donde dejaste de tener el papel principal, donde muchas veces el nuevo protagonista no se da cuenta de lo importante que fue –y es- tu papel para que él siguiera teniendo vida, y donde muchas veces los finales son trágicos (conocí un caso aberrado donde la única hija adoptada de una persona terminó asesinándola).

Ojalá la empanada y el jugo que le dieron de comer a ese niño sirvieran de alimento espiritual, de combustible para que ese chamo eche a volar sus sueños y no se quede enredado en algún cable de alta tensión, o en las hojas de un árbol, o como dicen alguien estimable, “en la cuneta de su propia historia”.

martes, mayo 24, 2011

Separados hasta que la muerte nos una...

No. No es una sentencia...

Una separación siempre duele, especialmente porque a muchos no nos gusta la idea de estar solos y entonces, nos quedamos casi aferrados a personas, lugares, cosas. Buscamos cientos de explicaciones para justificar lo que nos pasa, las razones, las personas, las circunstancias, y al final solo estamos dándole largas a las cosas que naturalmente suceden... o deben suceder.

Hoy estoy viviendo eso. Hoy estoy entrando en contacto con mis sentimientos reales frente a toda esta institución de lugares, cosas, momentos, personas que casi (así los consideré) fueron mi familia, circunstancias que por ahora espero (por mi propio bien) sean parte de mi pasado.

No recordaba lo duro y liberador que podía ser...
Recuerdo cuando dejé mi primer empleo. Mi contrato había terminado luego de casi cuatro años. Recuerdo cuando bajaba despidiéndome por las escaleras... ya eran casi las 5 de la tarde, y el sol estaba cayendo, permeando los vidrios del edificio, en las escaleras que ya mencioné. Pensaba en qué venía ahora, qué iba a hacer... Gracias a Dios para ese momento no tenía la obligación de mantenerme económicamente aún, de modo que mis atenciones estaban dirigidas a este momento particular. Hubo un llanto algo ahogado, no quería que me vieran llorando por algo que no necesariamente implicaba lloriqueo. Aclaré mi garganta, entregué mis credenciales y salí por la puerta, como cualquier otro día de los pasados, y no volví más.

Ciertamente una separación es un hecho importante, más cuando has tenido tiempo suficiente para "vivir" dentro de la estructura. Normalmente duele, pero también me ha pasado que al momento de decir adios he sentido una tranquilidad enorme, como si después de tanto rebullicio llegara a experimentar calma con la decisión tomada; es como si el cuerpo supiera antes que la mente o el corazón que lo que haces o donde estás te hace daño, te duele, te invalida como persona, y cuando el cuerpo se sabe liberado de esa situación descansa. Es un alivio. De verdad.

Creo en tres cosas: la separación implica el final de algo, es la suma de muchos momentos, de una historia completa, es el culmen de un proceso: los hijos salen del hogar, la gente muere o se va, las cosas se acaban, se consumen..., lo segundo es que la gente se separa cuando ya no tiene un hogar común con lo que ha venido haciendo o hace. Con una vida tan corta no es justo aferrarse a cosas que nos hacen daño, aún habiéndonos hecho bien al principio, además, cuando te aferras a lo pasado no se da paso a lo presente, sea bueno o malo; lo otro es que la separación también es el comienzo de algo nuevo. No necesariamente bueno, tampoco necesariamente malo, solo nuevo. Esta nueva situación te permite adherirte a algo distinto, diferente, o bien, disfrutar de tu nueva situación, en libertad.

Por ahora quiero dormir y no pensar en aquello que, casi en forma masoquista, me hace añorar lo que he dejado.

viernes, abril 22, 2011

Cuando muere la Juventud….

Es curioso, crecer es muy difícil, la pubertad, el acné, la presión social, el sexo, las emociones más profundas se viven en este momento. Cuando llegas a ser un adulto joven comienzas a codearte con el mundo real, y a simple vista es hermoso: las cosas funcionan, hay gente valiosa, algunas veces los sueños de la juventud se cumplen. Pareciera que sí es posible un mundo justo, y más aún porque con nuestro “ilimitado” poder sentimos que podemos lograrlo. Lamentablemente, estamos viendo la tapa del frasco apenas…

La juventud es hermosa, pero ingenua, llena de ignorancia sobre cómo opera el mundo real, y cuando comenzamos a enfrentarnos a esto algo en nosotros comienza a morir, y es inevitable, y es triste, y definitivo; forma parte de nuestro continuo proceso de vida, tenemos que adaptarnos a las situaciones que vivimos a diario, y ellas muchas veces implican tomar decisiones o asumir actitudes que contradicen de manera importante nuestra manera de ver y hacer el mundo en el que vivimos. No es sencillo de ninguna forma.

Aquí comienza el verdadero proceso de la adultez, y es aquí donde me pregunto: ¿por qué si la vida es como es no nos dicen desde pequeños?, ¿por qué no somos preparados de mejor modo para enfrentar la vida?, ¿por qué necesariamente tenemos que vivir la decepción en primera persona?. En este momento ese impetuoso ser que llevábamos por dentro comienza a luchar contra el sistema. Quisiera decir que este joven prospera frente a su adversario, pero la verdad es que no es así. A este joven no le queda más que esconderse en el corazón del hombre con la poca energía que le queda, para así avivar el fuego que, a pesar de la decepción, nos impulsará a luchar contracorriente y al menos, lograr un sueño, así sea chiquitico, ínfimo, y con eso ser felices, saber que le ganamos una a la vida. Cuando todo esto pasa, nos hacemos conscientes que de nuestra juventud queda poco, o nada.

La juventud es un momento hermoso de nuestra vida, porque hasta los errores son así, hermosos. Las cicatrices de nuestro cuerpo dan cuenta de nuestra historia, tanto como las que llevamos en el alma, pero éstas configuran al ser que somos hoy. Es un tiempo magnífico para ensayar sobre esa gran obra de teatro que hacemos a diario, y cometer errores y lograr cosas importantes para nosotros. Es triste cuando vivimos la juventud sin saborearla realmente, sin oler, sin amar, sin odiar ni sentir, sin llorar de alegría o rabia, sin vivir la pérdida, el duelo, sin obligaciones. Es hermoso cuando veo que la juventud vence al sistema, y es plena, feliz, casi eterna.

Recuerdo una mañana con un primo donde éste me retaba a lanzarme de un muro que daba hacia el parque de donde vivía, y lanzarse implicaba al menos 4 ó 5 metros de altura, tenía 7 años, y lo hice. No tuve miedo, ni dudas, caí de pie y con la flexión y el contacto con mi rodilla me rompí un poco el labio; me paré y fui al parque… Hoy día no creo que haga algo así, aún y cuando mi tamaño es mayor y una distancia de ese tipo no es tan grande para mí, soy consciente de los riesgos que puede implicar una caída de este tipo.

Quizás es eso lo que mata la juventud, la consciencia sobre los riesgos que implica la vida. Cuando eres joven apenas te rozas con esas normas, pero cuando te incorporas al mundo adulto no. Las mismas son importantes y hasta obligatorias. Deberíamos llevar una vida más simple, sin tantos formalismos ni presiones sociales. Deberíamos dejar que el niño o joven interno que llevamos en verdad saliera del corazón y diera siempre una última batalla ante lo que nos sucede.

El fin de la juventud me recuerda constantemente que ya estoy un paso más cerca de la muerte final, que es la más definitiva de todas, de la cual no hay regreso…

domingo, abril 03, 2011

De cuando las amistades se pierden….

Efectivamente, creo en que las amistades también se pierden, en el tiempo, en el camino, pero se pierden. También se pierden porque a mi modo de ver, y a ciencia cierta conocemos poco el significado de la palabra “amistad”. Hasta aquí no digo nada nuevo… A todas estas… ¿qué es un amigo?.

A lo largo de nuestra vida vamos caminando en distintas direcciones, tomamos decisiones, hacemos elecciones, ganamos, perdemos, tenemos momentos de felicidad y de tristeza, de rabia, y la verdad verdadera es que estamos solos. Habrá alguno que otro que diga que no es así, que hay gente que se contenta con tus logros o es solidario con tus caídas, pero si esos momentos se reducen a un escueto “felicitaciones” o el baboso “mi sentido pésame –que en la mayoría de los casos de “sentido” no tiene nada-” entonces confirmo mi sentencia.

Recuerdo un cuadro de Jesús que decía “el amigo que nunca falla”. De ser eso así, entonces supone que Jesús es un símbolo casi tautológico de aceptación, verdad, amor, etc… y a mi modo de ver debes cumplir con ciertas reglas para que ese “amigo que nunca falla” (comillas por señalar la frase, no en sentido peyorativo) realmente no falle… Sino, pregúntaselo a un Gay cuando se quiere casar… Claro, aquí hago mención a la entidad que profesa el culto a Jesús, no a la deidad en sí, pero esto es un tema amplio que forma parte de otro post.

Eso me lleva a lo siguiente: las amistades se basan en acuerdos de convivencia, debes cumplir con ciertos preceptos para que la amistad fluya. Quizás, al final la “relación” de amistad se basa en una mera transacción. Yo doy si me das. Si no doy y tú no das el tiempo se encarga de que esa amistad entrañable quede en los álbumes, de recuerdo. También es cierto que –y contra la gran tendencia predominante- aunque los años pasen muchas personas seguirán siendo amigas y habrán creado un nexo importante, capaz de resistir los embates del tiempo… Pero son pocos los casos… Si no estoy al tanto de lo que pasa en tu vida ¿cómo podría llamarme amigo tuyo?, ¿realmente lo soy?… Cuando aquello que ese amigo me daba se termina y yo lo veo saciado ya no me interesa mantener la amistad. Osea, somos amigos utilitarios… También se da el caso en el que si doy y no recibo me molesto, o al contrario, igual resultado. Parece que mi búsqueda de definir la amistad encuentro que la misma se basa esencialmente en relaciones de intercambio capaces de satisfacer las necesidades del otro. Si esas relaciones no son satisfactorias, la amistad fenece.

Una de las situaciones más connotadas que dan fin a una amistad es el comportamiento del otro. Yo me asocio, se amisto con personas que  considero pares, bien en conocimientos, en madurez, en experiencias o trabajos comunes. Ahí está el primer error: al pensar que estamos en el mismo lugar o compartimos los mismos intereses pienso que de alguna forma esta persona debe razonar como yo en gran parte de las cosas, y esto no es cierto. Cuando esta persona se equivoca causa la pérdida de la “amistad”, rompe confianza, desilusiona, genera tensión, o simplemente ya no es agradable contar con su presencia. En casos extremos los sentimientos de afecto, cariño se transforman vertiginosamente en rabia, incluso odio o peor, indiferencia. Es un comentario necio, pero ¿por qué pasa esto?, aún siendo diferentes no deberíamos tener criterios iguales en cosas puntuales, los valores no son negociables (los valores de cada quien), ¿por qué entonces te traicionas a ti mismo? ¿por qué no eres fiel a aquello en lo que crees?. Ante mí una persona con estas características deja de ser amigo automáticamente, so pena de estarlo juzgando, no me importa. Es imposible confiar en alguien a quien ya le has perdido la confianza productos de sus errores.

Con esto, caigo en la pregunta inicial, ¿qué es la amistad?. Hablamos de amigos y no sabemos el significado tan profundo que tiene esta palabra.

Hay otros que resuelven la cosa fácil: me relaciono contigo hasta donde pueda o quiera hacerlo, o hasta donde tú me lo permitas… Osea, ¿si yo me drogo y no permito que se metan mis amigos en ese aspecto de mi vida está bien?. Obvio que estoy siendo extremo, pero en un caso, no sé, alguien con un problema serio de depresión, ¿me involucro hasta donde me lo permitan simplemente?, ¿estoy siendo realmente amigo?, ¿no es precisamente esto lo que el mundo entero reclama? no hay interés en el otro, porque mi relación se basa en “hasta donde tú me lo permitas”, aún y cuando yo puedo ayudarte más de lo que lo estoy haciendo, o bien cuando soy capaz de ir más allá y sacarte de la tina de mierda en la que estás. Sorry, pero eso tampoco es amistad. Encontrándome en tal situación prefiero drenar en este blog donde quien quiere me lee y quien no no, pues…

En facebook a la fecha tengo más de 500 amigos, ¿amigos?, no he hecho mucho por ustedes como para ostentar este título. A la orden estoy.

viernes, marzo 18, 2011

Un año más, y los diez anteriores...

Pensé que no iba a suceder, pero sí. La nostalgia, la añoranza por un año más de vida volvió a colarse entre mis pensamientos...

Ayer recordé mucho los años vividos... cuántas cosas ocurrieron en estos últimos 10 años de vida. Recorde las tristezas, los amores, los que ya no están, los que llegaron, los que simplemente desaparecieron. Los últimos meses han sido una antología de recuerdos, de lugares, de gente. Recien me estoy dando cuenta que tengo diez años en el mismo sitio, moviéndome con más o menos intensidad a varios sitios, pero volviendo al punto de origen, al mismo.

Hoy son 26 años. Hace 10 años eran 16. Mis sueños me auguraban un futuro prometedor, una carrera asegurada en la mejor universidad de este país, el inicio de mi carrera laboral en una importante institución, amigos por doquier (eso creí, quise creer), la certeza de un amor que nunca fue (mejor, Dios tiene sus tramas), y la posibilidad de una casa estable. No puedo decir que los sueños se cumplieron casi todos, pero hoy siento que no, en estos momentos siento que el tiempo se escurrió y que no logré todo lo propuesto. Hubo un momento puntual en esos 16 ya 17 años que mis sueños se cumplieron y decía " ¿qué haces cuando tus sueños se cumplen? ". ¡Bueno!, luego de cumplidos ahora toca vivirlos, ¿no?

Comienzo a hacerlo pues, y de pronto, la amenaza de aquello que nos ciega la existencia se cierne sobre mis hombros. De golpe comprendí la esencia de lo urgente, lo desesperante, lo definitivo. Tuve que crecer unos centímetros, no en estatura, en compromisos, madurez... Mi carga comienza a hacerse pesada, pero aún podía. Aún mi corazón albergaba los ánimos necesarios para seguir adelante. A la par me inserté en un mundo donde ya no podía ser adolescente, mucho menos niño, y donde conocí en verdad el nefasto "don de gente" de las personas, y tuve que ponerme a la altura. Reconozco con un poco de orgullo malsano que me sentía por encima de muchas de esas personas, y era así, y eso no gustaba. Ahí comencé a reflexionar sobre una frase que yo mencionaba mucho "lamerse las heridas". La gente confunde o quiere confundir la dignidad con la incapacidad, de modo que si ofendes el trabajo de otros se sienten mal y aducen que no te puedes meter con su dignidad de personas... Nunca me pareció correcto, hoy tampoco, siempre he apuntado a lo alto cuando hago las cosas... Finalmente comprendo algo que me dicen, y es que no todos tenemos las mismas capacidades. Yo me resistía a creer esto, pero bueno, parece que sí es así. Esto me costó algunos potenciales amigos. Hoy no sé qué tantos...

Cuando creo que las cosas van encaminándose, y que finalmente me estoy adaptando a esta vorágine de cambios la muerte sienta reposo definitivo en alguien que se quedó en mi corazón para siempre, y que, a veces, en silencio, sigo llorando. Él fue una persona que le regaló dos o tres años de felicidad y tranquilidad a mi mamá. Aún recuerdo esa noche en el hospital... aún recuerdo el pavor que sentía al enfrentarme a lo que ya no tiene retorno. Recuerod el olor a flores del féretro. Recuerdo que por primera vez en mi vida me quedé sin lágrimas...

Los días venideros fueron difíciles, tenía que lidiar entre consolar a mi mamá, estudiar, trabajar, y todo esto hacerlo calladito, sin que se escapara una lágrima. Ahí comencé a conocer y amistarme con la soledad. Me estaba dando cuenta que ella siempre ha estado allí, curiosamente, haciéndome compañía. Mi madre casi muere en aquellos días de 2004. Eso me causó mucha desesperación, era como si estuviera viviendo una prueba muy dura. Algunas personas de mi entorno hablaban de la "noche oscura" de San Juan de la Cruz. No lo conocía. Mientras tanto, seguían pasando los días, y con ellos horas infructuosas en la universidad. No recuerdo en este momento de dónde tuve fortaleza para seguir adelante. Supongo que Dios estaba allí. Debe ser...

En 2005 las cosas mejoraron un poco: ese año fue muy revelador porque me decidí a amar a alguien, y a dejar de querer a otra persona que nunca me quiso. La soledad y yo habíamos hecho una agradable compañía, pero sus abrazos eran tenues, y no me daba besos ni caricias, sus sentimientos eran pálidos, sustituibles fácilmente. Sin buscarla casi apareció; tímida, sencilla, presente. Recuerdo que meses antes un amigo vió lo que antecedería mis próximos días, y yo me negué a tales profecías, no por algo en particular, sino porque no lo había pensado en realidad. Las tretas del destino, mujeres y hombres actuantes en una obra que quizás nunca debió presentarse jugaron para que yo viera cumplido un deseo que había pedido meses antes... Fue inesperado, sorprendente para casi todos los que nos conocían. En este año dejé de ser un niño. Quizás es gracias a ti y a la música que aún sigo luchando hoy. ¡GRACIAS!

De pronto, un nuevo trabajo, otras alternativas y un hogar más calmado pueden definir mis días de 2006. La universidad seguía su curso, lejano aún por terminarse, a pesar de todo el tiempo transcurrido. Sigo afirmando que esto es mi mayor logro y mi peor fracaso, pero debo terminar. En este año la vida no descontó ninguno de sus días insípidos, de modo que igual me tocó vivirlos. Hubo momentos de alegría, otros no tanto, pero fue un año en el que puedo decir que comenzó mi estabilidad en muchos aspectos. No obstante, por dentro algo había cambiado drásticamente. Me sentía como un jarrón chino, el cual es bonito por fuera, pero vacío por dentro. Así estaba. En días posteriores de 2007 me hacen una invitación a un viaje que sentaría un antes y un después en mi vida. Y así fue. ¿Has tenido alguna vez la necesidad de que Dios mismo sea quien te responda tus más profundas dudas?, ¿has recibido una respuesta tan cercana a esto alguna vez?...

Los años venideros han sido más relajados. El dinero ya no fue un problema tan importante, y las cosas ya estaban mejorando. Ahora la situación en mi casa es que estoy más tranquilo, mi mamá tiene compañía o un intento de ella, y mis cosas van bien. No obstante, la amenaza de la parca se acerca de pronto, pero no logra sino darnos un susto. Sigue la universidad, pero ahora de un mejor ánimo. Hay otros problemas en casa que de momento son graves, pero si tienen algo positivo es que nos están haciendo dar cuenta que la unión es la clave. A pesar de tanto rollo creo que vamos por buen camino.

Amores, desamores, traiciones, milagros, luchas, victorias, derrotas han ido marcando estos últimos años... Parece que algunas personas con los años por delante no aprenden, sino todo lo contrario, pero bueno, qué se le puede hacer... Por momentos he decaído, me he sentido mal, pero he tenido la entereza para yo mismo ser quien busque ayuda. lucho constantemente por no dejarme llevar por la corriente, que pareciera ser cada día más fuerte. No me quiero rendir.

Como antesala al final de esta década, pensaba que no me siento reconocido en los ambientes donde estoy, y eso me inquieta un poco. Quizás es la costumbre lo que me está jodiendo la existencia, y no me deja irme. Tal vez sea tiempo. En esa búsqueda he pretendido que mi voz fuese escuchada en otros entornos, y al menos, en uno -aparte de este blog- encontré tal reconocimiento. Tenía tiempo que no ganaba algo tan importante, es más, creo que es la primera vez que obtengo un primer lugar en algo, y se siente muy bien, jejeje. Como antesala a este nuevo año que hoy comienza es muy bueno y motivador... Siento que aquí se abrió la ventana luego de tantas puertas cerradas.

De pronto todo esto era necesario para llegar hasta donde siento que estoy hoy.
¡No estoy dispuesto a rendirme!, y no han conocido tod de mí, ¡ahora es que falta!...

Y si no te gusto, la puerta siempre ha estado abierta... Jaja!! :D

De Hace Años A Los Próximos 10 Años.

Saludos estimad@s,
Aquí les dejo el ensayo con el cual fui premiado como Primer Lugar de la Región Capital, en Venezuela, en el Concurso de Ensayos "Pensando en Venezuela", del Centro de Políticas Públicas Ifedec. Éste fue escrito en noviembre de 2010, en el medio de importantes reflexiones personales como joven y como ciudadano...

En el link, la nota de prensa, por si las dudas...
http://www.eluniversal.com/2011/03/13/imp_pensando-en-venezuela-premio-su-primer-concurso.shtml
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            Pensar en qué puede suceder en los próximos 10 años en Venezuela constituye un verdadero desafío. Un hermoso país con nombre de mujer está siendo sujeto de grandes cambios, está dejando de ser joven, está superando complejos propios de su adolescencia. Esa joven nación creció, conoció el amor y sus promesas, también el desamor, producto de tantas mentiras y actos desleales.

            Venezuela sin duda alguna es una tierra de oportunidades, y mejor, es una tierra con gente deseosa de hacer futuro. No es difícil encontrar en cada esquina de Caracas –mi ciudad- a innumerables grupos de venezolanos “de a pie” discutiendo, según su óptica, cómo resolver los problemas del país. Esto es un signo importante, pues afirma que al venezolano no le es ajeno lo que está sucediendo, “le duele” su país. No obstante, son estas mismas personas quienes unos pasos más adelante echan desperdicios en la calle, sobornan al fiscal de tránsito, se apropian de artículos de sus puestos de trabajo, y así, cualesquiera otras actividades originadas de la casi nociva “viveza criolla”, de modo que también encontramos una afanosa contradicción entre su ser y hacer. Esto es curioso.

            ¿A qué se debe que los ciudadanos de un país que sueñan con un mejor futuro sean quienes no contribuyen en la realidad con ello? Hay una hipótesis: luego de leer el libro de Manuel Barroso (1997), Autoestima del Venezolano hace unos 10 años, concluí que éstos en general tienen una pobre valoración de sí mismos como ciudadanos. Si esto sigue así, ya tenemos una respuesta inicial. Si Venezuela es un país de ciudadanos con baja autoestima, difícilmente emprenderemos acciones que nos permitan lograr un mejor futuro  puesto que no creemos que pueda lograrse aquello que soñamos, que proyectamos para un futuro a mediano o largo plazo. Es simple.

            Al inicio, hago mención de venezolanos “de a pie”, que solucionan el país en reuniones sociales de viernes en la tarde, pues son éstos quienes realmente tienen en sus manos ese futuro; además del ejercicio del voto -ejemplo por antonomasia de una democracia sana-, son el motor que dinamiza la economía local, amén de ser los “pilares” de sus respectivas familias. Aquí tenemos otra idea importante: ¿son realmente “pilares” de sus grupos familiares estos venezolanos “de a pie”?, ¿son edificadores del desarrollo pleno de sus hijos y de sí mismos en la procura de una vida social sana?, ¿hay conciencia de liderazgo en estos grupos?, ¿se potencia el mismo? Son preguntas que deben tener respuesta, y pronto.

            En algunas oportunidades he escuchado que somos “ciudadanos sin memoria histórica”. Si es así es muy grave, pues esto y nuestra inmanente juventud, nos hizo –y hará- cometer los mismos errores una y otra vez. Estos errores fueron frustrando las aspiraciones de miles de venezolanos que a lo largo de los años crecieron al margen de la satisfacción de sus necesidades más elementales, y peor aún, siendo sujetos de la indiferencia de sus conciudadanos más cercanos, de la falta de solidaridad. El asunto superó las barreras de lo económico y lo social y se convirtió en una cuestión esencialmente moral. El proceso vivido durante muchos años de nuestra historia republicana excluyó al grueso de la población a niveles de subsistencia mínimos, y quizás, ello arrebató la dignidad de muchos de éstos. Se puede decir que ahí comenzó el problema. Pareciera que todo lo vivido le grabó en el inconsciente a la gente la idea de que sencillamente “no se puede”, “no hay”, y con todo esto, a la ciudadanía se le olvidó que tiene algo muy valioso entre sus manos: “Autodeterminación”. Esto, sumado a los procesos políticos vividos en estos años ha generado una población que de ser “pueblo” se convirtió en “masa”, maleable a los intereses de los gobiernos de turno, sin criterio propio ni consciencia, sin esperanzas.

            En principio, es importante que, nuestro pensamiento sea orientado a que mis acciones particulares afectan a un colectivo: si boto la basura en la calle otras personas van a encontrar un lugar sucio, descuidado, por ejemplo. No podemos vivir pretendiendo que el otro no importa, no merece respeto. Es importante crear y reforzar constantemente una corriente de pensamiento que nos exhorte a valorar el respeto por los otros, y esto debe ser un eje transversal a todas nuestras instancias como sociedad: el hogar, el lugar de trabajo, los centros de estudio, las plazas, centros comerciales, etc., ya que cuando hacemos algo por el otro, este otro termina haciendo algo por nosotros. La solidaridad y -sobre todo el respeto- debe ser una premisa en nuestra acción diaria.

            Algo importante también es ayudar a rescatar la figura de la familia como esa primera referencia de comunidad. La situación que atraviesa el país es muy dura, estamos golpeados en lo moral, lo social, lo económico, y ello ineludiblemente incide en nuestros ánimos y actitud. Cuando llego a casa lo hago pensando en comida caliente, un abrazo, un “¿cómo estuvo el día?”, un baño relajante y un sueño reparador… Mucha gente se encuentra con lo contrario, con que al llegar de la calle tiene que preparar la comida del otro día, el abrazo más cálido lo recibe del televisor, encuentra un lío por el desorden de la casa o porque hay problemas e incluso hasta violencia, en el baño no hay agua y el sueño reparador lo es a medias porque solamente quedan escasas 4 ó 5 horas para comenzar de nuevo.

            Con todo lo anterior, no quedan tiempo o ganas de compartir la vida de los otros. Si nos diéramos la oportunidad de tomar un momento y mirarnos a la cara, conversar, compartir con un café las experiencias del día, cenar en la mesa…, comenzaríamos a reactivar esa interacción capaz de construir una relación sana en el entorno familiar. Ello necesariamente tendrá una proyección favorable en el individuo hacia sus entornos inmediatos.

            Al inicio, hice mención de la “viveza criolla”, entendida por mi persona como aquella sagacidad autóctona que nos permite tomar ventaja del otro, inclusive, sin considerarlo. El venezolano es alguien leal y trabajador, es responsable y quiere que su entorno se desarrolle en justicia, pero si no encuentra estas condiciones él “no se va a quedar atrás” y va a pedir que “lo pongan donde haya”. Esta práctica es propia de instituciones públicas y privadas, y ya se ve como algo normal, y esto es grave. Aquí el Estado debe intervenir fomentando una cultura de servicio “a prueba de bala”, aplicando la Ley de manera efectiva a quienes la infrinjan para que ello sirva de castigo ejemplar, de modo que el que cumple la sanción no lo vuelva a repetir, y quien ve esto lo piense detenidamente antes de hacerlo.

            Algo que es tarea pendiente es reforzar la educación como vía única para el cultivo de una sociedad sana. No podemos seguir admitiendo niveles de deserción escolar alarmantes, ni tampoco un sistema educativo vetusto, poco atrayente, incapaz de potenciar los talentos de la juventud actual. También debemos solventar un sinfín de problemas de orden económico y administrativo que inciden nuevamente en la motivación y preparación tanto del personal docente como del estudiantil. La escuela debe ser efectivamente una referencia de vida en la gente en conjunto con una experiencia familiar idónea, ya que son estos ambientes en donde se cultivan sus potenciales, emergen liderazgos, son espacios privilegiados para la transmisión de valores y la educación para la vida en sociedad.

            Finalmente, para que la célula de la sociedad esté sana y un sistema educacional sea ideal es necesaria la activa participación del Estado y del sector privado de la economía local. El Estado, porque en su rol ideal como regulador de la economía y como satisfactor de necesidades está en capacidad de establecer las directrices necesarias para fomentar desarrollo económico a corto, mediano y largo plazo, y esto se logra de la mejor manera cuando se incorporan los recursos financieros, la disciplina, la experiencia, y la tecnología del sector privado. Debe ser un Estado realmente plural, democrático, que promueva y garantice plenos derechos y garantías constitucionales para cimentar un suelo jurídico capaz de autorregularse, de impartir justicia, y de hacer cumplir las leyes, apto para generar confianza y atraer inversión del capital, del empresariado. Éste último debe asumir una verdadera responsabilidad con el entorno, debe ser co-partícipe en la construcción de una nación, debe ser honesto, honorable, pulcro en la ejecución de sus oficios, debe ser empresa.

La situación ahora es distinta, siento que la gente despertó del letargo y se encamina a algo bueno: pese al desencanto de esos amores juveniles esa joven llamada Venezuela está dispuesta a amar de nuevo. La paz es la nueva consigna. Cuando reflexiono sobre lo que sueño para mi país en los próximos 10 años me lleno de emoción porque implica poner de mí, dar, sembrar, esperar, y quizás no cosechar en tiempo presente, implica pensar en clave de conjunto, de futuro. Esto no es más que un rescate urgente de nuestros valores ciudadanos.

jueves, marzo 10, 2011

Y si Dios no......

En mis intentos diarios siempre pienso que Dios tiene planes para cada uno de nosotros, y que las cosas se dan según su parecer. En ese sentido siempre recuerdo la historia de Judas Iscariote, y ello me pone a dudar. Han habido muchas versiones de cómo fueron los hechos, pero aquello en lo que todos coinciden es que él traicionó a Jesús. Luego de esto Judas no pudo con la carga y se ahorcó. Con una teoría o con otra, con fe o sin fe, sin su "injusta" acción no habríamos tenido un redentor como lo pinta la historia, y aquí viene mi inquietud...

Todos tenemos una vida, la cual ha sido buena, mala, peor, horrible, magnánima, milagrosa... en fin, cualquier adjetivo que le queramos poner está bien, y además según lo que nos enseñan desde pequeños cumplimos un plan dispuesto para que seamos felices, logremos la salvación, superemos la prueba, obtengamos dharma, en fin, otra cantidad de justificaciones. Mi pregunta es: ¿y si mi plan fuera como el dispuesto para Judas?, ¿y si mi plan implicara un sacrificio mayor que el del propio Jesús? No creo que Judas haya imaginado EN SU VIDA que iba a contribuir con la mismísima muerte del cordero, aquél redentor que durante siglos esperaron los hebreos. ¿Qué sería de mí si el plan que Dios tiene para mi implica algo como esto? No sé qué pensar.

No pretendo desmerecer la teología asociada al caso, sólo planteo una hipótesis más humana, comprensible a nuestra lógica científica, factible. El hecho de pensarlo me causa conmoción. Osea, ¿quien es mi salvador según el credo católico es mi verdugo personal?, y además, ¿voy a contribuir con la salvación de la humanidad a costa de que toda esta me odie por siempre y para siempre?, ya pasé de la conmoción al "whathefuckeo", el paroxismo del asunto...

Hay varias cosas, una es que también nos han enseñado que el sufrimiento es un camino para redimir la culpa, o soportar la prueba, y es algo fehaciente, genuino que podemos entregarle a Dios, o la deidad en que creamos. Los budistas hablan del Karma, entendido como ese conjunto de pruebas o cosas malas que en la vida terrena vives producto de malas acciones del pasado inmediato, o bien, de otras vidas pasadas. En el credo católico, el sufrimiento también cumple con esta función liberadora, expiatoria, o como un mecanismo para poner a prueba nuestra fe, entendida como aquella virtud consistente en dar por cierto algo que a la luz de la comprensión humana es imposible, ej. la transubstanciación del pan y vino eucarístico en cuerpo y sangre de Jesús, como memorial de su sacrificio en el Gólgota. Inclusive, es tan así que los estigmas corporales que tiene mucha gente se consideran "regalos, dones" de Dios para con sus más fieles.

El caso es que hay formas de formas para cumplir la misión encomendada, y parece que la predilecta es dar tu vida al servicio de gente que, quizás no la merece. Tal vez los católicos acérrimos que lean esto me estarán condenando, aduciendo que "pobre, su fe no tan sólida", o espetando cosas como "este muchacho no conoce de nada, es un hipócrita", o quien sabe qué mas... (no me importa), pero lo cierto es que me parece que Judas fue alguien vital para que se pudiera decir la frase, "todo está consumado". Lo que no me gusta del asunto es que a él le tocó hacer el trabajo sucio.

Hace poco me dijeron que Jesús esperaba que Judas al salir de la última cena cambiara su parecer. Me pareció convincente el argumento, puesto que Dios nos conoce, y quizás sabía que Judas, tentado, ignoraba qué estaba haciendo. Al final interviene la acción humana, ese albedrío.

Volviendo a las líneas iniciales, y partiendo de la creencia en una vida después de la muerte, ¿será Judas feliz?, lo ¿seré yo si tuviese que traicionar al Redentor?, ¿se habrá cumplido el proyecto de Dios?, ¿tendré que morir, dar todo para que se cumpla la obra?.

Ahora siento una conexión con las emociones del Nazareno en aquél huerto, aquella nefasta noche...

* whathefuckeo: jerga venezolana del inglés "what the fuck!"

martes, febrero 22, 2011

¿¡Asertividad!?


Esta temporada he estado revisando -a la luz de algunos amigos y otros no tanto- este concepto.

A grandes rasgos se dice que la asertividad es una forma, estilo, técnica, e inclusive hasta filosofía que se basa en la comunicación siguiendo ciertos criterios, y sobre todo respetando a quien se comunica. Tiene una serie de postulados donde se refuerza la empatía, el respeto, la escuha atenta, entre otras cosas...

Según lo que entiendo, la asertividad se basa en comunicarse de modo tal que, ni seas agresivo al hablar, ni seas pasivo, más bien se debe ser balanceado con lo que se dice. Considero que esto es una característica complicada, y requiere de mucha práctica, además de ser bastante perceptivo sobre las impresiones que genera en el otro nuestra comunicación. También, es cierto que para que la comunicación sea efectiva los interlocutores deben tener conocimientos similares y una capacidad consistente de generar análisis. Cuando esto no ocurre, la comunicación se trunca por -en muchos casos- percepciones erróneas de alguno de los sujetos de la conversación. Esto genera entropía y desmenuza el proceso comunicativo.

Se dice también que la asertividad cuando se logra hace mención a un nivel de autoestima y confianza en sí mismo superior de sus exponentes. Cuando te comunicas con alguien que no tiene altos niveles de éstos aquello que dices puede convertirse en una afrenta, casi ofensivo, y ello genera distanciamiento.

Ahora bien, una vez que se define qué es asertividad y por ende, quien es asertivo, caigamos en el punto de este post.

¿Cómo se puede ser asertivo cuando se aprecia en mucha gente algunos de estos factores ya mencionados?, ¿cómo desde la propia identidad, lo que somos, podemos comunicarnos al 100% de nuestras capacidades y ser efectivamente entendidos?, algunos sabios dirán que hay que bajar el nivel de la comunicación, y es correcto, pero, ¿hasta qué punto?, ¿por qué siempre hay que ponerla fácil al que menos capta las cosas o menos entiende de lo que se habla, y que en algunos casos tampoco le interesa?, ¿por qué el proceso no es inverso, generando en aquél que no entiende la necesidad de superarse y desarrollar una capacidad cognoscitiva adecuada más allá del mundo que le rodea?, ¿por qué hay situaciones en las que hay que adaptarse a tal punto que tu identidad (en este caso tu forma de decir las cosas) se vea coartada?

La asertividad con estas premisas se convierte en un mito. Es un epiteto que casi justifica decirle las cosas de modo "bonito, considerado" a personas que con entornos o áreas comunes de conocimiento están por debajo de la media de sus otros pares dentro de dicho entorno. Esto no es correcto, y se debe a que la gente en general no es capaz de diferenciar, separar las opiniones y los contextos asociados a ellas. Decir por ejemplo: "este trabajo quedó mal" debería significar "este trabajo quedó mal". Punto. Pero, cuando en un entorno cualquiera decimos "este trabajo quedó mal", el común denominador de la población asume (vean que dije "asume", "no entiende") que "el trabajo quedó mal y que soy un fracasado", o bien "este tipo me está diciendo que mi trabajo quedó mal, cómo se le ocurre, qué se ha creído, a mí no me va a estar humillando, yo tengo mi valía................................... ", cayendo así en un posible círculo interminable de insultos y desaprobaciones. Vuelvo entonces y planteo la pregunta: ¿cómo funciona la asertividad?.

Recuerdo dos situaciones particulares de mis intentos diarios: una fue con un amigo entrañable, quien asumió preparse y facilitar un contenido ante un curso que estábamos dictando. Cuando se presentó hizo un verdadero desastre, no había preparado su charla, su aspecto físico era reprochable y el resultado fue pésimo. Ese momento lo recuerdo como uno de los cuales he sido más severo con alguien: sin decir malas palabras ni descalificar a la persona lo destruí, le hice saber mi negativa rotunda a la forma en que él se desenvolvió, y él se sintió muy mal a raiz de lo que dije. Él reconoció su falla. Casi ahí mismo, salimos de la oficina donde estábamos y nos fuimos a comer, tranquilos, sin rencores, y aún hoy nos saludamos de manera entrañable. Una buena persona.

El otro caso fue en la universidad. Estábamos organizando detalles para una exposición y le digo a los compañeros que me envíen todo el material que hayamos hecho para revisarlo y aplicarle el estilo de la presentación. Hubo un compañero de clases que se tardó mucho en enviar las cosas y al final cuando, ya realmente preocupado me pongo en contacto con él pidiéndole enviara el tríptico de dicha exposición, él me dice que yo no tengo por qué  estar revisando el trabajo de los demás, que qué me he creído, que no le tengo confianza... en fin... Al final de esto le dije que llevara el trítico, le aplicara el estilo, y que ojalá el mismo no tuviera errores... Efectivamente, aplicó el estilo e hizo las cosas pertinentes al tríptico, con la información completamente errónea. Cuando llego al lugar y veo la situación el muchacho no hallaba donde meter la cara, y el resto de los compañeros le estaban cayendo encima. Ahí me acerqué, de pana, sin ínfulas ni nada que me hiciera entender como que si estaba disfrutando del momento y le dije que esa era la razón por la que yo pedía revisar las cosas, a fin de verificar errores y corregirlos a tiempo... El compañero afirmó con la cabeza, y después de eso como aún quedaba semestre por delante, el pana fue muuucho más cordial y atento a las asignaciones que teníamos pendientes. Hoy en día si nos vemos por la calle, nos saludamos.

En el primer caso, la persona asumió la crítica como algo puntual, relacionado con el trabajo. Hubo personas que me dijeron que fui duro, y es posible, forma parte de mi identidad, y ello no implica que sea malo o insensible o injusto. Con la segunda persona pasó igual, sólo que la misma reconoció su error luego que sucedió. Esto también me dejó lecciones importantes, y hoy en día, la misma inquietud que suscita este post.

No considero que ser asertivo tenga que ver con no ser objetivo en situaciones de orden laboral, académico, y veo que es aquí donde la gente se empastela toda, pues mezclan lo personal con lo laboral -yo también lo hago, y estoy esforzándome para separar dichos ámbitos-, asumiendo como una denigración una crítica no favorable a su desempeño. Esto lo que hace es enturbiar la generación de beneficios, de rentabilidad, de éxito.

Ahora, si se mantiene la misma postura frente a hechos propios de la persona ya sí lo considero un error porque por nuestras venas fluye sangre, no aceite o ácido, no somos máquinas.

Quizás, más que asertividad, lo que necesito es caridad al decir las cosas, y ese ya es tema para otro post.



Asertividad  -  Una definición. Artículo.

Asertividad - Wikipedia
La asertividad parte de la idea de que todo ser humano tiene ciertos derechos[cita requerida]:
  1. Derecho a decir la verdad. Aunque moleste a los demás.
  2. Derecho a ser tratado con respeto y dignidad.
  3. En ocasiones, derecho a ser el primero.
  4. Derecho a equivocarse y a hacerse responsable de sus propios errores.
  5. Derecho a tener sus propios valores, opiniones y creencias.
  6. Derecho a tener sus propias necesidades y que éstas sean tan importantes como las de los demás.
  7. Derecho a experimentar y a expresar los propios sentimientos y emociones, haciéndose responsable de ellos.
  8. Derecho a cambiar de opinión, idea o línea de acción.
  9. Derecho a protestar cuando se es tratado de una manera injusta.
  10. Derecho a cambiar lo que no nos es satisfactorio.
  11. Derecho a detenerse y pensar antes de actuar.
  12. Derecho a pedir lo que se quiere.
  13. Derecho a ser independiente.
  14. Derecho a superarse, aun superando a los demás. (Castanyer: 1996:48)
  15. Derecho a que se le reconozca un trabajo bien hecho.
  16. Derecho a decidir qué hacer con el propio cuerpo, tiempo y propiedades.
  17. Derecho a hacer menos de lo que humanamente se es capaz de hacer.
  18. Derecho a ignorar los consejos de los demás.
  19. Derecho a rechazar peticiones sin sentirse culpable o egoísta.
  20. Derecho a estar solo aún cuando otras personas deseen nuestra compañía.
  21. Derecho a no justificarse ante los demás.
  22. Derecho a decidir si uno quiere o no responsabilizarse de los problemas de otros.
  23. Derecho a no anticiparse a las necesidades y deseos de los demás.
  24. Derecho a no estar pendiente de la buena voluntad de los demás.
  25. Derecho a elegir entre responder o no hacerlo.
  26. Derecho a sentir y expresar el dolor.
  27. Derecho a hablar sobre un problema con la persona implicada y, en los casos límite en los que los derechos de cada uno no estén del todo claros, llegar a un compromiso viable.
  28. Derecho a hacer cualquier cosa mientras no se violen los derechos de otra persona física o moral.
La asertividad permite fortalecer tu propia autoestima pero sin dañar la de los demas.

lunes, febrero 14, 2011

Para ti.

Hace unos 6 años le pedía a Dios algo de compañía. He podido comprobar en varias ocasiones que Él escucha mis plegarias... Esta ocasión no fue la excepción... Venía de caminos infructuosos, viviendo de ilusiones de un pasado que se desvanecía más y más con cada segundo transcurrido... ¿alguna vez has vivido un amor en tinieblas?...

Alimentaba esa ilusión con pensamientos que se hacían realidad sólo en mi mente, nada más. Al final, me di cuenta enfrentando la realidad que mis ilusiones no fueron más que eso, meros espejismos de algo que pudo ser y no fue. Lejos de sentirme mal me sentí regocijado. Los consejos de amigos en el camino me dieron aliento a darle fin a algo que nunca tuvo un comienzo, y su cuerpo, el de ella, así lo confirmaba.

De ella, sólo quedaba un espejismo de aquello que alguna vez me cautivó y me tuvo preso durante tantos años desde la soledad, una silueta sugerente, pero como un adorno remendado, ya poco atractiva a mis sentidos. La ilusión se había desvanecido por completo.

Luego, entre situaciones caóticas propias de otras vidas -o de otras muertes- apareciste tú.

Al principio, no daba crédito a extrañas sensaciones que no surgían de mi mente, y yo no sabía qué eran. Quise llenarlas con alimentos pero mi cuerpo no se saciaba. Quise ignorarlas, y tomaron más fuerza. No tuve más remedio que ceder a lo que sentía, y tuve miedo. Como siempre he sido de retos decidí arriesgarme a quitar armaduras que ocultaron ese trozo de mí durante tanto tiempo, y entre ratos de timidez y miradas sospechosas entendí que había armonía. Eso me impulsó a dar un beso tonto y definitivo.

Este simple beso casi conmocionó a la opinión pública nacional, pues sucedió lo que muy pocos se arriesgaron a esbozar. Fue confidencial, con el resto del universo de testigo, fue emocionante, fue osado romper con esquemas e ilusiones de años anteriores, fue osado asumir el hecho ante la posible y perspicaz mirada de tantos entramados en tan pocas personas. Ahora pienso que fue definitivo.

Así comenzó la parte más intensa de todo esto. Uno, que no había amado en mucho tiempo, quizás nunca, y otra, que estaba buscando un complemento griego. Dos salvajes que aún amándose no dejaban de proferirse heridas por miedo a permitir que otro los hiriese de nuevo. No bstante, las heridas cicatrizaron fundiéndose en una misma, dando testimonio del entramado que los uniría por el tiempo.

Conocí lo más íntimo de ti, y tú me conociste como nadie más lo ha hecho. Contigo he vivido lo intenso y lo sublime a la vez. Amo tu dedicación, tu devoción, me inspiro con tu historia, me conmuevo con esa sencillez con la que haces las cosas, me obstino cuando estás distraída, me encanta el sabor de tu lengua, me gusta tu sazón de tu cocina, disfruto tu coquetería íntima, odio cuando ves Beisbol, me gusta cuando me tomas en esa parte de mis cabellos, me duele verte -y hacerte llorar-, no me gustó cuando terminamos por primera vez, detesto que me profieras palabrotas cuando estás al volante, valoro tu compañía, me gusta tu carácter y razonamientos aún cuando te da disociación psicótica, me excitan tus pechos, me gusta tu perro, añoro tus muslos.

Ya tú no eres parte de mi historia, eres parte de mí. Te amo.

jueves, febrero 10, 2011

Hombres Universales…

Esta frase me ha dejado tarea durante estos días… Cuando la evoco, me sintonizo con Francisco de Miranda, Leonardo Da Vinci y Thomas Alva Edison… También con Gandhi, San Pedro, Goethe, Juan Pablo II, y así, un sinfín de gente que ha hecho con su vida sencillamente lo mejor, bien porque estuvo motivado permanentemente, o bien porque tenía una idea clara entre ceja y ceja. El caso, es que con su vida le dieron color al mundo que hoy conocemos.

Pero, a todas estas, ¿qué es un hombre universal?… Esta frase la escuché hace poco… “hombre universal”… Sé quiénes han sido catalogados como tales, pero no sé a ciencia cierta qué son. Podría decir en principio que, un hombre universal es una persona (hombre o mujer) que ha sido capaz de potenciarse en muchas áreas del conocimiento o la historia humanas, son personas con un carisma particular, casi que fuera de este mundo. A simple vista son personas definitivas, como si ya estuvieran completamente elaboradas, donde tienen todo bien definido y son personas cuya vida definitivamente sirve de ejemplo a todo el género humano.

Un hombre universal es un ser que ha querido ser expresión de su época, es tan buen chef, como filósofo o bailarín de salsa caribeña. Es un hombre cuyo genio e intelecto ha puesto al mundo a sus pies. No sé, parecieran personas que vienen a esta vida a algo concreto, y cuando lo hacen, se van, incluso asumiendo las peores consecuencias. Miranda, nuestro precursor, fue considerado el primer venezolano universal: hablaba español, inglés, francés y no recuerdo qué otro idioma, tenía habilidades comerciales, musicales, bélicas y diplomáticas, se codeó con lo más exquisito del siglo XVIII, entre ellos George Washington, la Reina Catalina o Victoria (creo, no recuerdo el nombre) de Rusia, el Conde Saint Germain, creo que la Reina de Inglaterra también, y así con un gentío que, por su abolengo, representaba lo mejor de esa época, luchó en África, Europa y América por un sueño suyo, y terminó confinado en una celda de La Carraca, hasta el momento de su muerte… Aún así, en esos días de encierro y tortura, Miranda habría pensado que su vida tuvo sentido, y eso es lo único que nos podemos llevar de este mundo físico, la sensación de trascendencia.

Ese es otro de los elementos que distinguen a un hombre universal, el sentido de dejar un legado, de ser recordado o admirado es reconfortante, desde cualquier punto de vista, es como ver un árbol que sembraste 20 años después, grande, frondoso, fructífero. Aquí no hablo de simple sentido de ser noticia, no; hablo de ser alguien capaz de inspirar a toda una generación, de hacer movimiento, de cambiar y revolucionar la historia misma, es algo que va más allá, es inefable, y sólo entendible por quienes sienten en su espíritu este deseo. Hace tiempo que no recordaba estas cosas.

Supongo que en la historia hay muchísimos hombres universales… sería interesante saber si todos ellos tienen estos factores comunes, o los vivieron o los postularon, inclusive. Creo que este título de “hombre universal” te lo da el colectivo, aquella masa incólume de gente que pareciera haber nacido para ser oprimida y vivir en consecuencia, sin oportunidades. Son justo éstas personas quienes reconocen a los que no son como ellos, y los diferencian tan bien que pueden llegar a detestarlos, debido a que quizás, muchos de ellos con mayores recursos no han logrado nada semejante. Si el amor es un sentimiento capaz de mover el mundo, la envidia lo estremece, y a diario.

Aquí encuentro otra de las características que definen a estos hombres universales: las condiciones de vida no hacen mella en sus ideales. Éstos elevan alto la mirada al horizonte, son altivos y audaces, son capaces de levantarse de entre sus dificultades, sienten intensamente el amor y el dolor, y albergan en sí mismos un pequeño motor que los impulsa a buscar la meta. Esto es fascinante.

Hay hombres que se erigen como universales a partir de un hecho concreto en sus vidas: el amor, el desamor, el odio, el abandono, un hijo, la patria, la religión, la amistad, la guerra… justo ahorita recuerdo la película “The Social Network” (excelente, véanla si no lo han hecho), donde Zuckerberg diseña una página que “rankea” a las chicas más bonitas del campus de Hardvard, y zas!, de ahí, junto con los hermanos Winklevoss hacen Facebook… Luego de los 750.000.000 de amigos de la red, y todo el lío legal, aún Zuckerberg no logra ser “amigo” de la que fuera su novia años antes, en la misma red (el cinismo de las mujeres a veces raya en lo imperdonable, pero bueno, jejejeje), de modo que, en alguna forma, éste ha sido el motor que este joven tuvo para cambiar incluso la forma en que tenemos de comunicarnos. ¿Trascendente? ¡Absolutamente!.

A modo de síntesis: Un hombre universal es aquél que es capaz de vivir cientos de vidas en una sola, que siente al mundo de forma distinta y especial a los demás, que sabe levantarse de entre lo adverso y sabe labrarse un camino, con sentido de trascendencia y con un impulso propio, capaz de transformar su propia realidad. Más que un hombre universal, yo lo llamaría un hombre para la eternidad.