martes, febrero 22, 2011

¿¡Asertividad!?


Esta temporada he estado revisando -a la luz de algunos amigos y otros no tanto- este concepto.

A grandes rasgos se dice que la asertividad es una forma, estilo, técnica, e inclusive hasta filosofía que se basa en la comunicación siguiendo ciertos criterios, y sobre todo respetando a quien se comunica. Tiene una serie de postulados donde se refuerza la empatía, el respeto, la escuha atenta, entre otras cosas...

Según lo que entiendo, la asertividad se basa en comunicarse de modo tal que, ni seas agresivo al hablar, ni seas pasivo, más bien se debe ser balanceado con lo que se dice. Considero que esto es una característica complicada, y requiere de mucha práctica, además de ser bastante perceptivo sobre las impresiones que genera en el otro nuestra comunicación. También, es cierto que para que la comunicación sea efectiva los interlocutores deben tener conocimientos similares y una capacidad consistente de generar análisis. Cuando esto no ocurre, la comunicación se trunca por -en muchos casos- percepciones erróneas de alguno de los sujetos de la conversación. Esto genera entropía y desmenuza el proceso comunicativo.

Se dice también que la asertividad cuando se logra hace mención a un nivel de autoestima y confianza en sí mismo superior de sus exponentes. Cuando te comunicas con alguien que no tiene altos niveles de éstos aquello que dices puede convertirse en una afrenta, casi ofensivo, y ello genera distanciamiento.

Ahora bien, una vez que se define qué es asertividad y por ende, quien es asertivo, caigamos en el punto de este post.

¿Cómo se puede ser asertivo cuando se aprecia en mucha gente algunos de estos factores ya mencionados?, ¿cómo desde la propia identidad, lo que somos, podemos comunicarnos al 100% de nuestras capacidades y ser efectivamente entendidos?, algunos sabios dirán que hay que bajar el nivel de la comunicación, y es correcto, pero, ¿hasta qué punto?, ¿por qué siempre hay que ponerla fácil al que menos capta las cosas o menos entiende de lo que se habla, y que en algunos casos tampoco le interesa?, ¿por qué el proceso no es inverso, generando en aquél que no entiende la necesidad de superarse y desarrollar una capacidad cognoscitiva adecuada más allá del mundo que le rodea?, ¿por qué hay situaciones en las que hay que adaptarse a tal punto que tu identidad (en este caso tu forma de decir las cosas) se vea coartada?

La asertividad con estas premisas se convierte en un mito. Es un epiteto que casi justifica decirle las cosas de modo "bonito, considerado" a personas que con entornos o áreas comunes de conocimiento están por debajo de la media de sus otros pares dentro de dicho entorno. Esto no es correcto, y se debe a que la gente en general no es capaz de diferenciar, separar las opiniones y los contextos asociados a ellas. Decir por ejemplo: "este trabajo quedó mal" debería significar "este trabajo quedó mal". Punto. Pero, cuando en un entorno cualquiera decimos "este trabajo quedó mal", el común denominador de la población asume (vean que dije "asume", "no entiende") que "el trabajo quedó mal y que soy un fracasado", o bien "este tipo me está diciendo que mi trabajo quedó mal, cómo se le ocurre, qué se ha creído, a mí no me va a estar humillando, yo tengo mi valía................................... ", cayendo así en un posible círculo interminable de insultos y desaprobaciones. Vuelvo entonces y planteo la pregunta: ¿cómo funciona la asertividad?.

Recuerdo dos situaciones particulares de mis intentos diarios: una fue con un amigo entrañable, quien asumió preparse y facilitar un contenido ante un curso que estábamos dictando. Cuando se presentó hizo un verdadero desastre, no había preparado su charla, su aspecto físico era reprochable y el resultado fue pésimo. Ese momento lo recuerdo como uno de los cuales he sido más severo con alguien: sin decir malas palabras ni descalificar a la persona lo destruí, le hice saber mi negativa rotunda a la forma en que él se desenvolvió, y él se sintió muy mal a raiz de lo que dije. Él reconoció su falla. Casi ahí mismo, salimos de la oficina donde estábamos y nos fuimos a comer, tranquilos, sin rencores, y aún hoy nos saludamos de manera entrañable. Una buena persona.

El otro caso fue en la universidad. Estábamos organizando detalles para una exposición y le digo a los compañeros que me envíen todo el material que hayamos hecho para revisarlo y aplicarle el estilo de la presentación. Hubo un compañero de clases que se tardó mucho en enviar las cosas y al final cuando, ya realmente preocupado me pongo en contacto con él pidiéndole enviara el tríptico de dicha exposición, él me dice que yo no tengo por qué  estar revisando el trabajo de los demás, que qué me he creído, que no le tengo confianza... en fin... Al final de esto le dije que llevara el trítico, le aplicara el estilo, y que ojalá el mismo no tuviera errores... Efectivamente, aplicó el estilo e hizo las cosas pertinentes al tríptico, con la información completamente errónea. Cuando llego al lugar y veo la situación el muchacho no hallaba donde meter la cara, y el resto de los compañeros le estaban cayendo encima. Ahí me acerqué, de pana, sin ínfulas ni nada que me hiciera entender como que si estaba disfrutando del momento y le dije que esa era la razón por la que yo pedía revisar las cosas, a fin de verificar errores y corregirlos a tiempo... El compañero afirmó con la cabeza, y después de eso como aún quedaba semestre por delante, el pana fue muuucho más cordial y atento a las asignaciones que teníamos pendientes. Hoy en día si nos vemos por la calle, nos saludamos.

En el primer caso, la persona asumió la crítica como algo puntual, relacionado con el trabajo. Hubo personas que me dijeron que fui duro, y es posible, forma parte de mi identidad, y ello no implica que sea malo o insensible o injusto. Con la segunda persona pasó igual, sólo que la misma reconoció su error luego que sucedió. Esto también me dejó lecciones importantes, y hoy en día, la misma inquietud que suscita este post.

No considero que ser asertivo tenga que ver con no ser objetivo en situaciones de orden laboral, académico, y veo que es aquí donde la gente se empastela toda, pues mezclan lo personal con lo laboral -yo también lo hago, y estoy esforzándome para separar dichos ámbitos-, asumiendo como una denigración una crítica no favorable a su desempeño. Esto lo que hace es enturbiar la generación de beneficios, de rentabilidad, de éxito.

Ahora, si se mantiene la misma postura frente a hechos propios de la persona ya sí lo considero un error porque por nuestras venas fluye sangre, no aceite o ácido, no somos máquinas.

Quizás, más que asertividad, lo que necesito es caridad al decir las cosas, y ese ya es tema para otro post.



Asertividad  -  Una definición. Artículo.

Asertividad - Wikipedia
La asertividad parte de la idea de que todo ser humano tiene ciertos derechos[cita requerida]:
  1. Derecho a decir la verdad. Aunque moleste a los demás.
  2. Derecho a ser tratado con respeto y dignidad.
  3. En ocasiones, derecho a ser el primero.
  4. Derecho a equivocarse y a hacerse responsable de sus propios errores.
  5. Derecho a tener sus propios valores, opiniones y creencias.
  6. Derecho a tener sus propias necesidades y que éstas sean tan importantes como las de los demás.
  7. Derecho a experimentar y a expresar los propios sentimientos y emociones, haciéndose responsable de ellos.
  8. Derecho a cambiar de opinión, idea o línea de acción.
  9. Derecho a protestar cuando se es tratado de una manera injusta.
  10. Derecho a cambiar lo que no nos es satisfactorio.
  11. Derecho a detenerse y pensar antes de actuar.
  12. Derecho a pedir lo que se quiere.
  13. Derecho a ser independiente.
  14. Derecho a superarse, aun superando a los demás. (Castanyer: 1996:48)
  15. Derecho a que se le reconozca un trabajo bien hecho.
  16. Derecho a decidir qué hacer con el propio cuerpo, tiempo y propiedades.
  17. Derecho a hacer menos de lo que humanamente se es capaz de hacer.
  18. Derecho a ignorar los consejos de los demás.
  19. Derecho a rechazar peticiones sin sentirse culpable o egoísta.
  20. Derecho a estar solo aún cuando otras personas deseen nuestra compañía.
  21. Derecho a no justificarse ante los demás.
  22. Derecho a decidir si uno quiere o no responsabilizarse de los problemas de otros.
  23. Derecho a no anticiparse a las necesidades y deseos de los demás.
  24. Derecho a no estar pendiente de la buena voluntad de los demás.
  25. Derecho a elegir entre responder o no hacerlo.
  26. Derecho a sentir y expresar el dolor.
  27. Derecho a hablar sobre un problema con la persona implicada y, en los casos límite en los que los derechos de cada uno no estén del todo claros, llegar a un compromiso viable.
  28. Derecho a hacer cualquier cosa mientras no se violen los derechos de otra persona física o moral.
La asertividad permite fortalecer tu propia autoestima pero sin dañar la de los demas.

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