jueves, diciembre 30, 2010

Retrospectivas....

Si pudiese asumir lo vivido en 366 días como toda una vida tendría resultados interesantes, y no muy alentadores. Decir todo lo que he vivido este año no ha sido lo que esperaba es un poco decepcionante. Creo que fue como bajar una escalera hasta llegar a tierra firme, pero no porque estuviera soñando imposibles, sino porque la realidad me invadió por primera vez en muchos años. ¡Y vaya forma!.

Este año terminé de convencerme que no soy ese superhéroe que me decían que era; estaba provisto de una armadura, tenía capa y podía volar, cuando en realidad estaba casi desnudo. Esto me destrozó las entrañas. Este año me di cuenta que no puedo lograr todo lo que mi mente sueña, pues me harían falta dos o tres vidas más para hacerlo... es como si alguien hubiese venido y me hubiese matado las ilusiones que me acompañaron desde siempre.

Fue pasando el tiempo y entonces me enfrento a otra situación que termina de fulminarme: prácticamente puedo describir la situación como cuando te abren las costillas y te sacan el corazón con una cucharita, o como cuando todo dentro de tu ser es rojo, vívido y te tomas un veneno -por error, claro está- y todo comienza a ponerse de color amargo, y sientes que todo por dentro se deprime, se llena de frío y de tristeza. Lo peor de esto, es que cuando te das cuenta ya estás demasiado intoxicado por la sustancia, y la recuperación es lenta y dolorosa, y quizás en el camino hay gente que deja de estar a tu lado, que se va a vivir su vida a otra parte, y por más que quieras no puedes hacer más que aceptarlo.

¿Por qué amar duele tanto?...

Durante toda esta vida de un año me he resistido a pensar que la vida es esto, y he buscado alternativas para ya no sentir tan profundo como lo hago, para que no me duela. Por otra parte, he querido vivirlo de esta forma porque quise comprometerme con todo aquello que sentía, palparlo, saborearlo, explorar hasta el último rincón posible de esa emoción que vivo. Esto es adictivo, y perjudica en muchos casos, porque gran parte de eso que sientes se debe a lo que percibes del exterior, y no siempre lo percibido es real, o es tan profundo como yo quiero pensar. Se vuelve dañino. No obstante, cuando lo superas la sensación de paz es extrema.

Ante todo esto asumí una postura que, si bien me permitía estar bien conmigo mismo, no era propicia para mantener contacto con el mundo exterior... Siempre he hecho esto, pues no conozco otra manera de vivir los sentimientos. No puedo estar profundamente triste o decepcionado o molesto y a la vez sonreír y ser cordial para que la gente a tu alrededor se sienta bien... en este caso, se trata de mí mismo y de cómo me siento, no de cómo los demás se sienten. Coño!! si el mundo no fuera tan egoista estaríamos un poquito mejor...

Toda esta situación ha influido en mis opciones de vida este año. No se me ha movido el piso como tal, pero sí parece que ha cambiado el rumbo y la velocidad. Gracias a Dios... Ya no aguantaba tanta carrera con desespero. En ese sentido me considero un corredor profesional, pero hasta Usain Bolt necesita descansar. Esa ha sido una palabra que he aprendido este año. El cuerpo es un templo y como tal debe cuidarse en todos los sentidos. Creo que luego de tanto ajetreo estoy considerando el Slow Food como un movimiento al que me voy a sumar. Esto forma parte de toda aquella carga que tuve hasta hace poco. Obvio, con todo eso no me alcanzaba el tiempo, ello me creaba frustración y caía en el círculo del que estoy casi por salir... Todo a su tiempo, total, cuando la muerte llegue habré hecho justamente lo que tenía que hacer... Creo que en esto radica la idea del abandono total, hay que confiar en que algo más allá de nosotros mismos rige nuestro camino, ese plan, esa misión, whatever.

Creo que al final del camino aprecio esta vida de un año como un arduo camino de aprendizaje, que si bien no he terminado, al menos he pasado algunas de las pruebas duras que debía pasar. Supongo que todo esto formó parte de esa transición de joven a adulto joven. Aprendo que también no hay que tomar a la gente tan en serio, ya que muchas veces la propia gente no sabe qué quiere ni qué hace a diario, lo cual es tierra fértil para errores, y todos tenemos derecho a una parcela de esas.

A pesar de lo dicho anteriormente, creo que no debo olvidarme de mis sueños... Sólo que no puedo hacerlos todos a la misma vez, pues ya no debo asumir que toda mi vida va a ser nuevamente en 365 días, sino mas bien en una colección de éstos. Pobre de mí si pasan las décadas y no logro nada. Creo que es necesario planteármelos uno a uno, o dos a dos, según el ritmo y la intensidad que éstos requieran. Como corredor, ya tengo experiencia y puedo hacerlos a una velocidad mejor, con buenos resultados. También es importante tomar conciencia de a dónde nos llevan esos sueños. En mi caso, aún no lo tengo claro, pues quiero ir a todas partes, y en realidad es posible, sólo que toma tiempo.



sábado, diciembre 25, 2010

Navidad!

Pensé durante el día que no escribiría nada en referencia a tan connotada fecha, pero llegó la inspiración... Aquí voy...

Recuerdo las palabras del evangelio, revivo la historia en mi mente y corazón, y me conmuevo con la grandeza de su pesebre; pero más aún, me conmuevo con su particular forma de manifestarse. ¡Es magnífico!

Desde el propio momento en que el ángel vino a María nos hizo partícipes de su historia: el ángel, su emisario, aquél portador de hermosas noticias para la humanidad, y de noticias aún más estremecedoras para una joven que en su tiempo y con su situación habría sido apedreada por un pueblo como muchos que conozco. Igualmente se sirve del honor y tenacidad de un hombre noble. José viene a convertirse en padre espiritual de todos nosotros que somos hermanos de y en Cristo, un joven tenaz, que desafía a su propio tiempo, asumiendo una paternidad que en términos reales, no es suya... Ni qué hablar de los padres de María, la deshonra mayor por esposar a una chica que, o bien fue tomada por la fuerza, o bien fue tomada. Punto. Casi que estamos ante uno de los fraudes más horrendos de la historia, al menos para José y la sociedad que le rodea, pero como aquí no nos ocupan trivialidades, prosigo.

Isabel, al igual que Juan años más tarde se convierte en quien prepara el camino de maría a esta nueva tanda de responsabilidades que vienen. Su embarazo a tan avanzada edad es la muestra fehaciente que confirma todo lo dicho por los profetas, hombres que entre su locura y su lucidez vieron el futuro y auguraron la buena nueva, la nueva alianza, e inclusive, nuestros días. María y José salen a Belén a cumplir con lo establecido por el César, comparten durante el camino con adivinos, pastores, profetas o portadores de las esperanzas locales de un pueblo casi sobreviviente. Un burro, un animal ordinario, de carga, es el vehículo predilecto de un Dios que decidió hacerse hombre. Lo fue en este momento y lo será nuevamente varios años después. Al llegar a Belén José trata de conseguir alojamiento, un lugar "digno" donde María poder tener a Jesús, pero ningún habitante hace espacio, y no es sino un establo, lugar donde se guarecen los animales donde Dios va a encarnarse y convertirse en la realidad más absoluta con que contamos los cristianos.

Luego, hay tres reyes que rinden honores a un niño, siguiendo una estrella en el firmamento, dándole sentido a todo vestigio que Dios ha dejado en la tierra para hacerse tangible en nuestra realidad tan lógica, tan llena de números y ciencia. Estos reyes dejan sus lugares de comodidad y se encaminan en una travesía que, para ese tiempo era muy difícil concretar. Al llegar, se encuentran con algo a lo que sus ojos aún no daban crédito, y para rendir culto ofrecen los regalos más finos de su época: oro, incienso y mirra. Nada más precioso.

Dios es un dios de todos los días. Él no está distante, no sólo es histórico, no sólo es divino; en su corazón no hay odio ni aires de grandeza. Tuvo una madre y un padre, tuvo una infancia, fue feliz, estuvo triste, fue valiente, se entregó hasta el final. Conoció la muerte… y la venció.

Él nos invita a ser partícipes de su historia. Él convoca a pobres y a ricos, blancos, negros, indios… Llama a hombres y mujeres comunes que no tienen mayor cosa para dar, salvo su miseria para encabezar las tareas más difíciles, para forjar su templanza, para reafirmar su fe. Él enseña desde lo pequeño, desde sí mismo. No tenía necesidad de demostrar nada, y sin embargo se hizo testigo y ejemplo de la propia vida humana. Él pide que lo busquemos sin cesar, que lo imitemos, que vivamos como él, con su estilo, con sus palabras, que demos nuestra vida, que lo vivamos en serio, que realmente seamos actores protagónicos…, y que lo seamos hasta que vuelva… menudo compromiso...

lunes, diciembre 20, 2010

Simpatía por la Muerte...

Hace algunos días me desperté en la madrugada, recordando un temor que he tenido desde que tomé conciencia de él, hace algunos años. Veía el cuarto, oscuro, con algunas luces de los aparatos electrónicos que tengo, y recordaba que algo como lo descrito podía compararlo con la muerte. Es la ausencia, el vacío que la oscuridad le otorga a cualquier sitio.

Siempre me ha gustado experimentar mis sentimientos al extremo, caer en la conciencia de aquello que imagino. En el caso de la muerte es difícil por demás, pues nunca he estado muerto físicamente. No obstante, la idea de pensarlo me daba inquietud, pues era como saber que, en ese preciso instante, ya tú no ibas con el tiempo. Te comenzaste a quedar atrás, como los recuerdos, difusos, como en una pantalla de tv en blanco y negro. Entonces intentas tomar conciencia de tu estado -lo cual es contradictorio ya que en la muerte no hay conciencia- y tratas de sentir el "rigor mortem" creo que así se dice, y esperas a que tu espíritu se manifieste, o a que venga Dios y te busque, o a que tus seres queridos te reciban en tu nueva dimensión. Antes todo esto me daba miedito, jejeje... Ya no.

Aquella noche, ante ese recuerdo que tanto me atormentó por años, lejos de asustarme por pensar en mi vida intrascendente me sentí tranquilo, cosa rara; miré todo alrededor, me reconcilié con la oscuridad, medité sobre mi cuerpo y volví a cerrar mis ojos...

Quizás la muerte no es tan mala. Lo único que lamentaría de vivirla es no haber podido realizar todo lo que alguna vez soñé. Hay gente que dice que la muerte es injusta porque se lleva a la gente justo cuando tenía "un mundo por delante". Desde esa noche pienso que es perfecta, porque llega en el momento indicado, tal vez no de la mejor manera, y ante ella no nos queda más remedio que aceptarla. Es lo mejor.

Me da tristeza pensar en todo aquello que no podré vivir porque ese ya no será mi tiempo. Cuántos inventos, cuantos hechos que sacuden nuestra historia, cuanta gente, cuántos días y noches. Ya no hay futuro. Ya no hay más historia. Es injusto darnos cuenta que algún día moriremos... ¿Cómo algo tan perfecto como el género humano puede morir?, ¿dónde está mi derecho a trascender más allá de los siglos?, ¿por qué todo se acaba?... ¿por qué la muerte se entromete en mis ganas de contar mi historia con mis propios labios?...

Quizás nuestro consuelo es que cuando esto suceda no seremos conscientes de ello. Sucederá y ya. Sería una verdadera tortura quedar en un limbo en el cual no eres materia pero tampoco eres Éter; sería horrible tener conciencia y ver qué pasa con los que la muerte todavía no ha buscado; sería triste ver tus errores haciendo mella en la gente día a día; más doloroso aún ver los momentos felices de tus amores sin siquiera estrecharles un abrazo, un beso. Casi que estarías celoso de que ellos, como tú, murieran para así volverse a encontrar...

Si la muerte es la vida eterna para qué pasar por este calvario.

viernes, diciembre 10, 2010

Grupos que te dan Fuerza…

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No sé cuál es el título correcto que debo darle a este post, pero va por ahí.

A lo largo del camino te encuentras con mucha gente que, dependiendo de la situación se queda contigo o no para toda la vida. Igualmente, hay gente que llega a tu vida a ver de qué manera te jode o se aprovecha de ti, y eso también hay que tenerlo presente. Lamentablemente la gente desperdicia las buenas oportunidades para tener amigos, y se quedan tan sólo con la carroña. No los culpo, así ha sido su proceso de vida, una continua lucha por sobrevivir. La cosa mala es cuando te toca a ti ser usado, pero bueno, ese no es el fin de este post.

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Hoy quiero dedicar mis palabras a gente que no recordaba cuán importantes son en mi vida, y que por el tiempo, la distancia y otras tantas cosas no nos vemos casi. Muchos de los que ves en las fotos han sido parte importante de “grupos de fuerza” en los que he estado. Para mí, un grupo de éstos es donde encuentras gente que por sus cualidades te permite crecer en todos los aspectos, te acompaña a vivir la vida, a buscar eso que llamamos “felicidad”. Algunas personas los llaman “familias” porque, si todo sale bien, más que amigos, encuentras hermanos con  los cuales compartirás la vida durante un tiempo.

Este tipo de grupos está conformado por gente comparable con iones: van por el espacio en sus luchas diarias, de pronto encuentran un electrón, se unen, interaccionan, transforman la materia creando algo nuevo y añadiendo nueva carga a sus átomos para luego en una nueva explosión, salir de nuevo al espacio a seguir… Y esto es hermoso, triste, pero hermoso. ¡Quién no quisiera que durara para siempre no!

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Muchas veces esta gente no se vuelve a ver más nunca en la vida. Se encuentran por primera vez, se conocen, comparten intensamente, viven la vida en ese tiempo como si nadie conociera la palabra “guerra”, comen, comparten, sueñan juntos, y cuando llega la hora de partir cada quien a su destino, sientes que se llevan un trozo de tu corazón, y te dejan un sabor dulce y amargo en el cuerpo, y así, se producen las lágrimas de alegría y nostalgia, entre otras formas ya conocidas. Pasan los años y los recuerdas con alegría y tristeza a la vez; algunos podrán estar muertos, otros luchando por vivir aún, pero cuando recuerdas el momento ellos vuelven a ti de inmediato y todo cobra vida de nuevo… Hasta que recuerdas que no están…

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Hay otros, que, casi metiéndose, jejeje, también se volvieron hermanos en ese grupo. Por casualidad, o por error, están, y ahora también cuentan en tu vida de alguna manera, dándole algo de sabor a las cosas, añadiendo su toque particular, o simplemente estando presentes, y con esa chispa le dan fuego y calor al grupo. Hay muchos elementos necesarios para que los grupos de fuerza tengan vida, tantos elementos como personas hayan. Si son muchas, mejor!

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Hay otros que no vinieron buscando un grupo de fuerza, sino más bien, trajeron al suyo propio: su mundo interior. Los grupos que tienen la dicha de tenerlos viven horas de entretenimiento desmedido, casi morboso, pero sincero. Tienen una propuesta de vida clara, que es capaz de atrapar al que está buscando opciones. Normalmente son gente algo excéntrica, amable, innovadora, feliz, o intensamente triste, pero con una propuesta concreta qué comunicar. Definitivamente dejas de ser el mismo una vez que convives con gente como ésta, porque es especial.

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Creo que con gente como esta no se debe perder el contacto, por muy complicado que sea. Es impresionante para mí ver que sólo con recordarlos se me desgarra una sonrisa en el rostro tan rígido que tengo, luego de tantas decepciones con gente que creía amiga y que al final no lo es. Gracias!!!, con ustedes siento que a pesar de todo, vuelvo a creer en la gente (paso a paso no…). Los quiero mucho a tod@s, porque ya forman parte de los mejores momentos de mi historia por este mundo.

A ver cuándo nos vemos!!!

miércoles, diciembre 08, 2010

!Silencio Soledad!

Hay ocasiones en que me pregunto por qué tengo casi 250 teléfonos en mi celular, si apenas uno o dos me son necesarios... Igual, en el caso contrario, donde tengo igual cantidad de números y nadie me llama. Es risible.

Llega un momento donde pienso que todas aquellas personas a quienes quise -y se los demostré de alguna manera- no merecían tal afecto. No es justo dar y recibir tan poco... Da tristeza.

Pudiera afirmar que es debido a que el día a día nos obnubila la mente y nos hace presas del olvido; también puedo decir que se debe al poco contacto entre aquellos que se quisieron y ya no lo hacen tan frecuentemente, pero, finalmente existe otra razón que en este momento considero la más poderosa: ¡a la gente le importas un carajo!

Esta es una conclusión que me destruye... Se dice que uno juzga a la gente por como uno es, pero en este caso, yo siento que lejos de no importarme la gente me importa más de lo que quisiera...

Ahorita vivo una situación en mi grupo de trabajo bien particular: en octubre tuve una especie de... Digamos... Colapso... Que me motivó de un día para otro en la oficina pedir unos días de vacaciones, yo diría más bien, de reposo... Nadie se enteró de esto sino hasta cuando yo no estuve. Cuando regreso de estos días encuentro un nuevo ambiente en la oficina, era una nueva atmósfera que, por mis acuciosos sentidos percibía iba a ser tóxica para mí... Paso y con un entrecortado "buenos días" trato de romper la neblina existente... Pero nada..., jejeje, de pronto me sentí en un pueblo fantasma donde te miran con reojo. En este caso, también fue con indiferencia... Pues bien, como nadie hablaba, yo tampoco. Mi única falta fue irme sin avisar. No creo que imponer así fuera tácitamente una ley de silencio fuera la alternativa ideal. Esperaba otra cosa.

Desde ese hecho ya han pasado casi dos meses en los cuales hablo estrictamente de trabajo, no más comentarios de cine o política, no más chachareos de media tarde, ni más rumores laborales. Cero.

Me hubiese gustado encontrar un grupo de compañeros de trabajo interesados al menos en saber por qué me fui así, si tenía un problema o algo, pero no... Hubo una persona que sí lo hizo, y se lo agradezco enormemente, otra que lo medio hizo a raiz de un impasse que tuvimos, y otra que curiosamente se me acercó a preguntarme si iba a participar en un desayuno navideño y al decirle que no, me preguntó si me pasaba algo. Más allá de lo casual nada...

Aún sigo esperando, ya no en sentido literal, ahora es mas bien idílico. No entiendo cómo después de haber sido cordial y haber cumplido las normas de etiqueta y cortesía y toda esa paja loca el resultado de mis acciones haya sido tan nefasto.

Ello me lleva a pensar dos cosas: una, que el equivocado soy yo, y que la forma en que me di, participé, ayudé, estuve, etc. no fue la más acertada, lo cual dudo un poco no, pero..., dos, que estoy al frente de un grupo de verdaderos caraduras que hay que rendirles pleitesías, avisarles de las urgencias que uno tiene en la vida así no les interesen en lo más mínimo. Prefiero hacer silencio y quedarme solo, con los únicos dos números de teléfono que me son útiles en el celular.

Me siento hasta estúpido después de tanta niñería de bachillerato, pero en este momento me hago consciente de qué cosas necesito en mi vida, y gente como esa de verdad que no. Me da tristeza porque pensaba que las cosas podían ser diferentes, pero no. Las cosas son como son, y ya.