viernes, enero 14, 2011

Tragedias...

Una mañana de diciembre, hace algunos años, logré ver cómo un perrito huía de unos desalmados que le echaron una jarra de agua encima... Todos los perros del mundo corren ante tan "desagradable" situación, sino los baños caninos no serían tan divertidos, pero el detalle de este valeroso can es que estaba en un refugio para daminificados, pues era un digno sobreviviente de una tragedia que cobró la vida de unas cuantas personas una lluviosa noche de diciembre de 1999, en Caracas...

Su forma de correr más que evasiva fue desesperada. Nunca olvidaré ese momento, ni el acto que aquellos malnacidos hicieron...

El caso es que los seres humanos no siempre somos sensibles ante aquello que vemos mas no vivimos. La televisión, o el mago de la cara de vidrio como dice Eduardo Liendo nos da acceso pleno a cuanto suceso ocurre en este planeta: el tsunami en Sumatra, terremotos en Haití o Chile, atentados terroristas en Estados Unidos o Golpes de Estado en Venezuela u Honduras. Para los más asiduos a internet, ésta se convierte en un portal casi infinito de información. Pero hay algo que pasa, y es que lo que sucede en la mayoría de los casos se queda dentro de la pantalla de la pc o del televisor, no pasa más allá de la retina de nuestros ojos.

Así como las personas que le echaron agua al perrito, quien no ha vivido una tragedia en persona difícilmente se vuelve sensible a ésta cuando le ocurre a los demás. Esta mañana vi a un hombre de Brasil llorar a moco suelto diciendo ante las cámaras de televisión que por "un dedito" no pudo salvar a su esposa, y que habría preferido perder todo antes que a ella... No vives la tragedia de otros si no has vivido la tuya propia.

Esto habla mucho de nuestra poca sensibilidad ante lo que le ocurre al otro. Es difícil reconciliarse con la vida cuando ves gente que se comporta de esta manera, como si su ombligo fuera el centro de la galaxia. Se puede superar cualquier evento natural, incluso si hay pérdidas que hacen mella en el corazón, pero no se puede superar cuando tus hermanos, compatriotas, amigos o cualquier persona que tenga un simple nexo contigo te da la espalda porque sencillamente no le importa, no lo está viviendo, no es consecuente con lo que el otro siente. Duele bastante.

Peor aún cuando la tragedia se convierte en moda: entonces convocan a artistas de diversa índole que se unen para hacer una obra filantrópica, y hay programas televisivos, y potazos o teletones, y banditas con las cuales colaboras para la acción solidaria de la empresa que lo organiza... En fin... Todo esto ocurre porque en general hay una retribución de por medio: publicidad. No estoy condenando todo cuanto se hace, sino el matiz o intensidad que toma. No es posible que cuantifiquemos la tragedia, no podemos decir que un terremoto en Haití equivale solamente a dos días continuos de transmisiones televisivas para ayuda humanitaria, o 5.000 hamburguesas comidas de las cuales un porcentaje será destinado a.... Eso es casi inhumano.

La tragedia se solventa cuando hay verdadera solidaridad, sentido y ganas de servir al otro. Una tragedia es peor cuando la indiferencia se hace parte de nosotros y nuestro acto de ayudar se convierte en un "ya cumplí", un tranquiliza-conciencia. En el teatro la vida es también una tragedia que comienza cuando nacemos y termina con el fatal final -por si fuera poco-... Es necesario estar unidos en serio para así sobrellevarla y estar mejor.

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