miércoles, enero 26, 2011

La construcción de la autonomía...

Desde que escuché esa frase de una persona invaluable para muchos en América Latina la hice mía... ¿Qué es construir mi autonomía, en qué consiste?

Se dice que la adolescencia es el espacio para tal fin. Es donde el que adolesce comienza a explorar las opciones existentes para así tomar un camino. Es el momento privilegiado para determinar nuestra sexualidad, formas de ser y pareceres con respecto a la vida. Desde cierto punto de vista, supone un proceso estático, donde una vez que lo logras, ¡ listo ! Ya tienes las herramientas necesarias para caerle a palos al mundo... Pero no...

Con el paso del tiempo, no mucho, te das cuenta que esto es un proceso continuo de descubrimientos, y a éstos, en muchos casos, los suceden muchos momentos de decepción.

En ese momento de formar mi autonomía me he encontrado con el mundo real, el cual dista mucho del mundo que conocía... He comprendido, con dolor, gran parte de la naturaleza humana, sin espíritu, ni guitarras, ni bondad. He visto a la gente, tal y como es.

Resulta pues que esa construcción de mi autonomía no había tomado en cuenta la propia forma de ser de los humanos, los animales sociales... En medio de su miseria, el sistema al cual te insertas es perfecto, ¡y hasta simple!: si sonríes, todo, sino, nada.

Éste, es un sistema basado en relaciones, eres más o menos aceptado según como te adaptes a las situaciones, y para fortuna de algunos a los que sí, no siempre tu espectro social coincide con el personal. El hilo conector de este mundo de relaciones es la diplomacia, invento maldito de los hombres para no mostrar lo que realmente son y lo que quieren. Es una especie de virus que aliena a las personas desde adentro mismo, y se basa en alimentar esa cara socialmente aceptada de modo que le seas de agrado a todo aquél que te pasa por el frente. Si esa cara no gusta, ni existes.

Para ser realmente autónomo tengo que ponerme por encima de esta situación. El caso es que yo no quisiera darle el pésame a alguien -por ejemplo- cuando a los 15 minutos ni me acuerdo, o desear felicidad cuando en verdad, en el fondo me importa poco si vives o mueres... Si elijo ser autónomo bajo esas premisas estoy condenándome a mí mismo. ¿Será que otras personas lo están y no se dan cuenta? ¿Será que ni han pensado siquiera en un modo distinto y real de hacer las cosas, de sentir afecto real por la gente, sea de donde sea?, o es que para que el sistema funcione debo ser selectivo -cosa sencilla y complicada a la vez por pendejadas-... Eso sería injusto, pero entonces, entra otra variable: cómo hago esto sin quedar completamente expuesto, a merced de carroñeros de oficio que no ven ni desean nada bueno a tu alrededor, o peor aún, ni les importas pero sí ponen su espinita de igual modo...

¡Coño! tonto yo que pensaba que toda la gente era buena por igual... Ahí vamos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario