lunes, noviembre 22, 2010

Gente bien.....

Es sabroso cuando compartes con gente con la que puedes aprender. Puedo decir que es gente que está a un mismo nivel.

El mundo en general es complicado: existe todo un conglomerado de normas sociales que hacen que tu manera de expresarte se vea imbuida por éstas. A ello debemos sumarle que esas normas sean cumplidas por todos los miembros de una comunidad determinada. Más aún, esas normas lo serán efectivamente si toda esa comunidad tiene un acervo cultural y educativo par. De otra forma la comunicación, el relacionarse siempre será ruidoso.

Me es difícil "bajar el nivel". Por mi forma de ser soy alguien con mucho conocimiento sobre muchas cosas, me gusta aprender. Cuando intento compartir este mundo mío -ya no lo comparto mucho, la verdad- me encuentro en la mayoría de los casos con gente que no sabe apreciar esto, y atribuyen tal actitud como un acto de vanidad. Yo creo que son acomplejados. Yo expongo mis ideas y ya. ¿que influye el cómo digo esto? quizás, pero ¿por qué esto mismo no pasa con personas como las que describo al inicio de este post?.

Hace poco, tuve la oportunidad de reencontrarme con ese mundo en el cual no es necesario bajar el nivel, y me sentí bien... Yo no soy un erudito, ni tampoco el más sesudo de los intelectuales, pero es realmente desesperante cuando no tienes alguien con quien hablar sin que se quede como con una burbuja dentro de la cabeza cuando dices o te refieres a cosas que debieran ser de cultura general. Si se lo explicas cabe la posibilidad de que igual no te entienda pero te afirme con la cabeza que sí. Si no lo explicas ese tema de conversación se termina. Es raro el caso en el que con honestidad van a decir "disculpa, pero no sé de qué me hablas, no sé qué es eso, explícame" -lo deseable-, y siempre, en cualquiera de los tres ejemplos mencionados van a tildarte de presumido, arrogante, soberbio, y en muchos casos, sin tampoco saber a precisión qué significan realmente estos términos. Es triste.

Durante este encuentro de mundos, jejeje, me sentí muy bien. Podía ser sencillo o intelectual y el mensaje de igual forma iba a llegar. Sentí libertad. Además, el tema de conversación era sumamente interesante a mis oídos. Gente nice!!, jejejeje...

Hay ocasiones en que pareciera que estas "sutiles" diferencias de intelecto no inciden definitivamente en la relación entre dos personas. Yo creo que sí. Una relación de cualquier tipo se basa en un conjunto de aficiones comunes, de intereses sobre ciertos aspectos de la vida, y de cuál es nuestra postura frente a éstos. Cuando una de las dos personas no tiene intereses afines a la otra la relación tiende a cambiar, incluso a terminarse. Hay un caso que conozco en el cual una persona es culta, inteligente, muy preparada y la otra persona -tengo que decirlo- es ¡BRUTA EN TODA LA EXTENSIÓN DE LA PALABRA!. Claro, estas dos personas pudieran hablar mucho sobre muchas cosas, pero muy poco sobre otras, y esto sería lo normal pues no todos sabemos de todo, pero cuando las cosas de las que no puedes hablar son mayores a las que sí hay problemas. Al final, siempre va a haber una persona en la relación que va a tener que reducir (adaptar, para no ser tan rudo) su nivel de conversación para comunicarse mejor con dicha persona. Esto en algún momento va a crear mucha frustración.

Según lo que creo, esto es debido a que a la gente -en especial, la juventud- no le interesa en lo absoluto conocer más del mundo que le rodea: no hay interés en la lectura, los programas formativos son poco atrayentes, los medios de comunicación cada vez son más influyentes de lo trivial, la educación de hoy día es de baja calidad. También influye la labor que se realice y el lugar de trabajo donde te desempeñes, ya que, si eres un artista quizás tendrás interés en la cultura, la historia, la actualidad,... de modo que todo esfuerzo artístico sea coherente con el momento histórico que se vive, pero ello no será obstáculo para que esta persona sepa de mecánica automotriz, o de la política en Myanmar, o de los monjes de Saigón, por decir algo. Es cuestión de interés y ganas de aprender, de conocer.

Es importante rodearse de gente común a ti, con intereses y visiones del mundo similares. Hay mucho rancho mental, muchos pensamientos que llegan a la altura de una lámina de zinc, o a nivel de un techo de apartamento pequeño, justo en la frontera donde otros los pisan. Ya esto es una costumbre.

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