martes, noviembre 30, 2010

Un grupo de La Navidad....

No. No me refiero a un grupo alusivo a la Navidad. Más bien diría que es un grupo que me hizo descubrir la navidad de nuevo. Fue algo que pocas veces tengo la oportunidad de apreciar...

Fue el domingo pasado. Tenía dos o tres años sin ir al FUCAJ, un evento de jóvenes bandas musicales que, con un tema y lema concretos componen una canción con la cual compiten por un reconocimiento en primer, segundo o tercer lugar. En una maratónica sesión de 5 horas 12 grupos debieron presentar su propuesta. Hubo de todo. No todo bueno, no todo malo. Hubo gallos, gallinas, estruendo, música, profundidad, protagonismo, vanidad, todo lo que normalmente se ve en un evento de este tipo. Pero algo fue diferente.

Ante tantos "verdugos y veteranos" hubo una propuesta fresca, muy simple, la cual me hizo recordar cuál es el objetivo final de tanto Jesús en la boca: eran un grupo de chamitos, no más de 17 años ninguno (aunque las apariencias engañan), todos chorreados. Era un solista y como 10 voces femeninas, dos guitarristas y ya. Cuando comenzaron a cantar me transporté automáticamente a una parroquia cualquiera de Caracas, de las que frecuentaba hace mucho tiempo....

Una canción simple, arreglos más simples aún, una voz de solista muy joven, sencilla, era una propuesta sincera... Yo mismo hace algunos años los habría destruido, les habría minado el camino de muuuuuchas minas antipersonales para que ninguno quedara vivo luego de tan simple presentación. Habría argumentado soeces como "la armonía fue plana, el coro fue plain, la letra pasada de infantil, un vocalista sin fuerza interpretativa, ni mucho menos carisma para relacionarse con el público, un total desastre", hasta tal punto que mi crueldad se habría visto expuesta a niveles aún más desconocidos de los que conocen mis más allegados. Hoy me habría arrepentido de ello.

Pues bien, pasaron los grupos, llegó el interludio previo a la premiación, y luego ésta... En ese momento, el premio a la mejor letra fue para este grupo. Un grupo de una parroquia casi nula, inexistente... Peor aún, habría dicho años atrás...

Bravo!!!, me encuentro aplaudiendo cuando veo a aquél grupo celebrar su triunfo. Debo admitir que me emocioné con ellos; recordé cuando estaba en mi grupo juvenil hace tanto tiempo: los amiguitos, las salidas, los líos, las ganas de ser mejor persona, el poder confiar en alguien, el ser ¿¡feliz!?... L@s chic@s van a buscar su premio y cuando regresan para buscar sus cosas y retirarse comienzan a abrazarse y a llorar de la emoción. Era como si hubiesen ganado un Grammy o algún premio importantísimo, pero no. Ganaron un simple trofeo de acrílico por una mejor letra. Años anteriores también me habría contentado, pero habría esperado ganar alguno de los sitios de honor. Ellos parecía que no. Con ese premio era suficiente, y eso me pareció magnífico.

Recuerdo en especial un momento en el que la chica que sostenía el trofeo expresaba una felicidad radiante en el rostro. No había el menor indicio de rabia o inconformidad. Su alegría era total... Me enterneció esto, casi lloro, y en verdad me sentí feliz por y con ellos. la chica terminó de abrazar a sus amigos y bajó -estábamos en el palco del auditorio-, y yo me quedé terminando de ver las premiaciones...

Algunas veces quienes nos esforzamos en ofrecer nuestros servicios a un fin concreto nos embotamos, nos atascamos en cosas que no nos permiten lograr tal objetivo. Ahí nos frustramos y comenzamos a descargar contra el status quo. Esto es muy frecuente en nuestra vida. Esta chica me hizo recordar una lección aprendida: hay que saber apreciar la belleza de lo simple, tal y como estos jóvenes fueron en su presentación. ¡Tanta ingenuidad me alienta esperanza! Me siento feliz de poder ser testigo de este tipo de momentos. Me despiertan la alegría de hacer las cosas que hago, me ayudan a ver resultados que me dicen que mi servicio no es en vano.

Hace poco Edgar Ramírez, un artista a quien admiro muchísimo fue designado embajador de buena voluntad de la UNICEF. Cuando lo estaban entrevistando dijo algo como: "los niños son el libro en blanco en el que podemos re-escribir la historia"... Es así. En ellos podemos sembrar un mejor futuro, a pesar de tanta sordidez en el entorno, y en la juventud, le podemos dar vida a eso que escribimos, quizás hasta llevarlo al cine, con dolby surround y 3D. Hay que trabajar!!

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