jueves, noviembre 25, 2010

Juventud...

Juventud
He vuelto a sonreírte, pétalo de flor,
desde el balcón de mi nostalgia
ibas deslumbrante abrazada a otro color,
y  yo... en  la habitación de la neuralgia.

Clara te sonreí. Con la boca del dolor;
Como flauta anunciadora al alba,
Y Resbalaron de mis manos
Gotas tristes de fulgor;
Golondrina violeta y malva.

¿Recuerdas cuando era mar bravío?
Desmenuzaba palabras alegremente
Para el regocijo de otros oídos.
Vendrás conmigo eternamente
-Me decías –
Yo tan grande y valiente.
Mi madre bordaba mi talle
Para lucirme en  cada año
Y con un telar y algún detalle
Cosía un vestido para el apaño.

Hoy te sonreí juventud,
Me miraste, me saludaste
Y te perdiste en otra calle.

Antonia Ceada Acevedo
3 de marzo del 2005



Una palabra hermosa y nostálgica: "Juventud"...

Es un momento de la vida donde sientes que lo tienes todo, donde hay vigor, vitalidad, pureza... No estás viciado por cicatrices que no existen, no hay derrotas importantes, y el mundo se reviste con aquellos sueños que pasan por nuestra mente, pues allí nacen...

Es un momento donde todo es permisible: los errores son atribuibles a la misma, casi en tono burlesco, "muchacho no es gente grande"... Es un momento que se vive al momento. Pareciera que en esta etapa los colores tienen un máximo fulgor, inapreciable en años venideros. El corazón está latiendo con mayor fuerza, dando vida a este espectro de experiencias... La mirada va alto, casi al infinito, con los pies casi sin pisar la tierra, elevados sólo por nuestro espíritu... La juventud...

Me duele pensar que ya no soy tan joven como antes, y que siento que muchos de mis años de juventud se fueron en cosas fútiles, sin sentido, fatuas, intrascendentes. Me duelen los años perdidos, los amores no correspondidos, me duele la historia, la mía. Hoy me duelen mis miedos, me duelen los amigos que no tengo o que perdí, los que me hicieron daño, me duelen los que no fueron amigos.

Hoy en mi cartuchera no quedan muchos colores, quedan algunos no muy vistosos, que pintan paisajes tristes, lluviosos. No tengo acuarela para volver a emprender sueños surrealistas, ni témpera o creyones de cera para rememorar los sueños infantiles que me arrullaron cada noche. Sólo tengo colores amargos, de puntas rotas, incapaces de evocar los sueños de mi juventud...

¿Cuáles son los colores de la adultez? ¿cuándo tendré mi caja de éstos?. Quiero pintar una ciudad cosmopolita, con luces y vehículos... Quiero pintar praderas verdes y cielos añiles, como los de mi niñez. Quisiera pintar un sol capaz de enceguecerme, brillante, soberbio. Quisiera volver a pintar como cuando todo era fácil, como cuando muchos sueños no se habían cumplido. Quiero volver a pintar mi historia, darle una tonalidad diferente, usar aerógrafos con colores metalizados, hacer mejores contrastes, usar el photoshop algunas veces.. mejorar mi carboncillo, usar lienzos de calidad, más técnicas, ¡quiero ser un artista de mí mismo!

¡Quiero pintarme una sonrisa eterna y juvenil, luminosa, contagiante! Quiero aprovechar los años jóvenes que me quedan, quiero arriesgarme otra vez, quiero darlo todo por el todo. Quiero pintarme nuevos sueños que me lleven a infinitos desconocidos. Quiero pintarme una historia sin tanto tormento, quiero pintarme una paz.

Ahora estoy buscando mi caja de colores, falta poco para volver a empezar, tengo que buscar lentes nuevos, limpiar mi paleta, aclarar mis manos, y a diferencia de la juventud donde todo te lo daban, comenzar a buscar mis colores, mis texturas, aprender nuevas técnicas. Quiero hacer una obra grande, adulta, digna de ser apreciada por cualquier rancio que se diga crítico de lo ajeno, y que no me importe en lo absoluto su percepción. Quiero pintar con honestidad, con un corazón realmente rojo, vívido. Quiero que mis pinceles sean finos, carísimos, ¡lo mejor para mi obra!. Quiero un gorro frigio, o mejor una boina como la de los franceses. Compraré un nuevo overol, calzado cómodo, quizás hasta una nueva base. Ya veré.

No hay comentarios:

Publicar un comentario